Capítulo 4: Pretendientes.

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XXX

Se encontraba en uno de los tantos bailes organizados por la corona, Harry había estado con la Reina lo suficiente para saber que no sería el último de la temporada, durante lo que llevaba la noche ya había bailado con dos alfas, un anciano de las grandes casas que a su parecer era agradable, lo demostraba la hermosa flor que le dio como obsequio, además de la fluida conversación sobre sus nietos, el anciano no buscaba una pareja solo quería lograr que la noche de Harry no comenzará con lobos hambrientos a su alrededor, incluso comentó que debería conocer a uno de sus nietos, el omega era una flor que debía tener los mejores cuidados, merecía una larga vida llena de amor como la que él vivió con su esposo, esas fueron sus palabras

Después de eso tuvo que bailar con un alfa que a simple vista parecía un buen pretendiente pero en cuanto estuvieron bailando intentó en repetidas ocasiones meterle la mano, era incómodo y se sentía asqueado y aun le faltaban tres, o lo lejos pudo observar a el príncipe heredero bailando con su futura princesa y se le revolvió el estómago como podía tener tanto descaro, estaba completamente seguro que la trataba como a él, era posible que le dijera las mismas cosas, solo esperaba que a ella no le mintiera cómo a él por qué la omega sería su esposa.

- la corona de diamante agradece su participación en esta velada - el rey habló y el recinto quedó en completó silenció - pero este baile no a sido parte de la presentación de la temporada, este a sido en honor de mi sobrino mayor - otro pensó Harry - El príncipe Richard Payne de la casa del león, el siguiente en el linaje de consejero real - las puertas se abrieron y apareció un alfa alto e imponente de rostro firme y ojos oscuros, al omega no le pareció particularmente amable, de hecho le pareció todo lo contrario, su postura era de superioridad y poder, el reino ya tenían a un narcisista, egocéntrico personal, no necesitaban a otro.

En cuanto entro al salón todos pusieron su atención en él, excepto Harry que se dirigió a la mesa de banquetes, las fresas se veían exquisitas, la reina tenía su cosecha personal y esa noche las compartía con ellos, era una mejor manera de ocupar su tiempo.

- hay que ir a saludar al príncipe - su madre llegó hasta él.

- no me interesa hacerlo madre

- Harry, tal vez tengas oportunidad, él es un príncipe.

- y esas son fresas.

- ya estás muy gordo, un omega de tu altura no puede comer tanto

- yo no estoy gordo - se miró un poco.

- ese vestido no solía quedarte tan ajustado y mira esos brazos, además la papada no se puede ocultar con nada, no podemos presentar a un cerdo - Harry dejó el pastelillo, las palabras de su madre siempre eran así cuando se trataba de él.

- por una vez puedes no decirme cosas como esas madre

- entonces deja de comer como un marrano

- olvídalo - se intento ir no tenía intenciones de escuchar a su madre pero cuando se giro chocó contra el pecho de alguien y se sostuvo para no caer, en cuanto levantó la mirada, se paralizó, el alfa lo miró con desagrado - lo lamento tanto Duque - se alejó enseguida, sintió cómo lo miró completo y las náuseas volvieron.

-serás presentado al príncipe, libera tu olor - miró en dirección a el alboroto y la reina caminaba con él hacia ellos - y si estas un poco gordo - hizo una reverencia a la reina y Harry se sintió indignado, cómo se atrevía a decir tales palabras hacia su peso.

- aquí tenemos a nuestro diamante de la temporada, Harry Edward Styles de la casa mariposa - el mencionado hizo una reverencia.

- es un placer conocer a tan exquisito omega - Harry arrugó la nariz

Juramento De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora