Capítulo 9: El compromiso.

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XXX

El gran día había llegado, el último baile y el gran cierre de la temporada comenzaban al caer el alba, Harry estaba seguros que sería el peor día de su corta vida, todos lo miraban con recelo al tener la atención absoluta de la corona, pero si realmente era sincero poco le importaba tal cosa, de hecho, lo consideraba un castigo divino por todos aquellos errores que no podía cambiar de su pasado y que lo perseguirían hasta que su lobo dejara de respirar.

Al amanecer los preparativos para el baile dieron inicio, las fragancias usadas para su baño fueron exquisitas, en lo personal Harry no solía usar maquillaje, pero al parecer la ocasión era sumamente especial por lo que su madre se encargó de resaltar su belleza, lo que desde su punto de vista fue absurdo y desgastante.

Se colocó el vestido ya elegido con anterioridad para la ocasión, los velos del mismo se ajustaban a su cintura permitiendo resaltar su particular figura, aunque la tela le picaba y no respira con normalidad le agrada como lucía ya puesto.

El cabello tenía que verse perfecto, cada rizo manteniéndose en su lugar y podía sentir como los arreglos pesaban más que su cabeza, se miró al espejo y no pudo reconocerse, todo estaba pasando demasiado rápido y no podía asimilar lo que estaba a punto de suceder.

Un año antes su hermana se alistaba con una cálida sonrisa para esa misma ocasión, mientras que a él le dolían los pies y no había dormido por la ansiedad que le causaba, las manos le temblaban y le habían comenzado a sudar, tenía urticaria en el cuello y algunas cicatrices en los brazos que tuvieron que ser cubiertas por las mangas del vestido, solo a él se le ocurría participar en una carrera en el bosque en plena temporada, la herida en su pierna lo hacía perder puntos frente a los alfas jóvenes, ellos no querían a un omega con cicatrices.

Los últimos días había intentado hacer justo lo que el Duque le indico, pero era difícil después de despreciarlos a todos y ser el diamante más inestable de todas las temporadas existentes y por existir.

Los alfas lo miraban como un Omega incapaz de cumplir con la etiqueta esperada, el único que parecía con un interés absoluto era el príncipe Richard, en distintas ocasiones se había ofrecido a escoltarlo a la mansión de sus padres y las charlas con él eran una tortura total, lo engreído y descarado que podía ser ese lobo lo sorprendía, aunque a esas alturas ya no esperaba nada de él.

Había algo particular que lo había estado torturando, en la última visita al reino, el príncipe heredero le había hecho una propuesta de la que Harry estaba completamente seguro era una barbaridad.

Además, ahora estaba seguro que los sentimientos por el comandante eran méritos de lo que ocurrió en la carrera, todo aprecio hacía el Duque había desaparecido y solo quedaba el agradecimiento por lo que hizo por él.

Después de aquel baile de las luces dónde su comportamiento fue extraño no lo volvió a ver, hasta donde pudo averiguar el alfa estaba en la costa preparando las tropas para la batalla a las afueras del reino, había recuperado el territorio y se preparaba para atacar y por fin librarse de los rebeldes.

No le preocupaba en lo más mínimo, estaba seguros que volvería con la cara en alto y con esa forma tan fastidiosa de presumir sus victorias, durante la última presentación de fuerza de los alfas lo vio aniquilar a dos soldados sin ningún esfuerzo lo que le causó indignación, aún podía verlo en sus pesadillas cubierto de sangre con esa mirada de rabia y poder, el espectáculo había sido simplemente repugnante, esperaba que al menos está vez intentará no llegar cubierto de sangre.

Miro el pañuelo en su tocador, no había tenido la oportunidad de devolverlo, pero lo haría en cuanto el Duque volviera y aunque no lo dijera o lo admitiera deseaba que fuera esa noche, tenía la esperanza de al menos poder verlo ahí.

Juramento De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora