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NARRA HUGO.

Es extraña la sensación de sentirse solo cuando estás rodeado de una gran cantidad de personas...

-Hugo, el señor y la señora Cobo me ordenaron que le dijera que usted se quedará al cargo de Vega todo esté fin de semana.

-No, eso no puede ser, yo ya tengo unos planes hechos y no los voy a deshacer.- Contesto furioso levantándome de mi cama.

-Pero señorito, sus padres se lo ordenaron, ellos estarán fuera por trabajo y usted ya es lo suficiente mayor como para hacerse responsable de su hermana pequeña.- Celestina se aparta de la puerta cuando se da cuenta de que voy enfilado hacia las escaleras. -Hugo, deténgase, el señor y la señora están en una reunión importante.- Me ordena mientras baja detrás mía.

-Me es indiferente, ya estoy harto.

Me dirijo hacia la sala donde normalmente mis padres suelen reunirse con gente importante. Toco la puerta fuerte, es notable lo cabreado que estoy, en este caso es Javi el que abre la puerta.

-¿Qué es lo que quieres tío? Sabes que tus padres están en una reunión importante y no puedes interrumpir.- Javi posa su mano en mi hombro.

-No me toques las narices, quiero hablar con mis padres, diles que salgan.- Mi voz se eleva inconscientemente.

-Hugo te he dicho que no pueden, dime qué es lo que quieres decirles, y cuando acaben yo se lo comento.

Apartó de un empujón a Javi, y cruzó la sala hasta llegar justo en frente de mis padres.

-¡Hijo! ¿Se puede saber que haces aquí? Estamos en una reunión impor...

-Importante y no puedo interrumpir, ya me lo han dicho Celestina y Javi.

-¿Entonces que haces aquí? ¿Qué es lo que no te ha quedado claro?- Me pregunta mi padre levantándose de su asiento.

Normalmente en esta situación debería estar bastante asustado, cuando mi padre se levante de su asiento es porque a continuación no viene nada bueno, pero ahora mismo el cabreo y la impotencia predominan más que el miedo, por lo tanto mi cuerpo no se mueve ni un centímetro cuando lo tengo justo a un palmo de mi.

-No pienso cuidar de mi hermana este fin de semana, yo ya tengo planes y la mocosa esa no los va a estropear.- Su mano impacta contra mí mejilla a una velocidad y una fuerza irreconocible.

-Lo primero de todo, que no se te vuelva a ocurrir interrumpir una reunión por dicha estupidez, lo segundo, nosotros no te hemos educado así como para que llames a tu hermana de esa manera, y en tercer lugar, cuidaras de tu hermana las veces que haga falta, para eso te tuvimos.

Mi cuerpo se gira involuntariamente y anda en dirección a la puerta de salida, no soy capaz de especular ni una sola palabra. Javi me agarra de la mano para que me detenga, pero me suelto de su agarre y sigo mi camino.

-¡Hugo! ¡Hugo! ¡¿Tío, donde vas?!- Escucho los gritos de Javi, pero prefiero ignorarlo y seguir corriendo hacia la salida.

-¡Señorito! ¡¿Donde va?!- Ahora son los gritos de Celestina y Felicia los que intentan detenerme, pero es nulo.

Abro las puertas empujando a los señores de guardia, ellos están solo para que no entre nadie desconocido, pero dudo que tuviesen en cuenta que me fuera a escapar, así que los pillo desprevenidos.
Y nada más sentir el aire en la cara, es cuando me doy cuenta de que tengo que correr, los guardias han llamado a los de refuerzo y son entre diez y quince los hombres que corren detrás de mí.

-¡Deténganlo! ¡No dejen que se escape!- Grita uno de los guardias.

Sigo corriendo, cada vez veo más cerca la puerta exterior, la cual está cerrada, así que me toca saltarla; cuando consigo salir, me dirijo hacia el pueblo.

-Muchacho ¿estás bien?- Me pregunta una señora de unos setenta años.

-Sí, no se preocupe, gracias.- Mi pensamiento era seguir caminando hasta encontrar alguna casa de refugio, pero la mano de la señora me detiene.

-No no no, nada de eso, usted se viene conmigo, le diré a mi nieta que le cure la heridas.

-¡Oh no! No se preocupe, no es para tanto de verdad.

-Claro que sí, entre conmigo muchacho.- La mujer abre la puerta y se aparta para que pueda pasar. -Quédese aquí solo un momento, voy a avisar a mi nieta.- Asiento sonriendo. -Puede sentarse en una de esas sillas. -Tomo asiento cerca de la puerta y espero la llegada de la señora junto a su nieta.

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•Gracias por leerlo 💗.

•Espero que os guste tanto como me ha gustado a mí escribirlo.

Indeleble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora