-Claro que sí, entre conmigo muchacho.- La mujer abre la puerta y se aparta para que pueda pasar. -Quédese aquí solo un momento, voy a avisar a mi nieta.- Asiento sonriendo. -Puede sentarse en una de esas sillas. -Tomo asiento cerca de la puerta y espero la llegada de la señora junto a su nieta.
Cierto es que los rasguños me escuecen y las tripas me empiezas a pedir comida, pero no soy capaz de pedirle a esta buena mujer un buen plato de legumbres, el olor me cautivó desde que abrió la puerta de la entrada.
-Te dejo en manos de mi nietecita.- La voz de la mujer hace que dé un pequeño saltó sobre la silla.
Justo cuando giro la cabeza, la joven entra por la puerta de la cocina, con lo cuál pasa cerca de mí, puedo oler desde aquí el aroma a pan recién horneado, e involuntariamente mi estómago borboriga tan fuerte que al parecer llega a sus oídos, ya que una tímida sonrisa asoma por su dulce rostro.
-Disculpame, no quería que...
-No se preocupe, tal vez pueda ponerle remedio a ese estómago hambriento.- Me interrumpe riéndose.
-¡No no! Ya es bastante con el hecho de curarme las heridas.- Digo acomodándome bien a la silla.
-Déjeme que acabe con esto y ya mismo le sirvo un plato de legumbres calientes.- Contesta ignorando mi comentario.
Mientras ella sigue desinfectado mis rasguños, yo la miró atentamente, tiene un color de piel muy pálido y unos ojos tan claros y azules como el mar, el cabello largo, liso y oscuro.
-Esto ya estaría, acérquese a la mesa y ahora mismo le sirvo el plato de comida.- Insiste ella.
-No es necesario de verdad, ahora regreso a mi casa y mis sir... quiero decir, mis padres me pondrán un plato de comida más grande que un barril para lavar ropa.
Si por algún casual la gente de esta casa se enterase de que soy el hijo de los Cobo me echarían a patadas. Mi familia no tiene muy buena fama en el pueblo.
-¿Y como te llamas?- Su dulce voz me hace salir del trance en el que había entrado.
-Hugo...- ¡Mierda! Tengo que formular una apellido para que no piense que soy hijo de los Cobo. -Hugo Castillo. ¿Y usted?
-Eva, Eva Barreiro.
-Encantado Eva.- Comento sonriendo mientras me llevo una cucharada de legumbres a la boca.
-Encantada Hugo.- Responde sonriendo.
Ella se sienta encima de la encimera y me hace compañía mientras como.
-¿Y que te ha traído por aquí? ¿Porqué Nanala te hizo entrar? ¿Y porque vienes así de lastimado? ¿Alguien te perseguía? ¿Has robado algo?- Eva me interroga con una pregunta tras otra sin dejar que responda a ninguna.
-No he robado nada, solo me escapé de casa y me raspe con algunas ramas, llegué hasta aquí y tu abuela me insistió en entrar para que su nieta me limpiara las heridas.
-¿Entonces no eres un delincuente?- Niego mirándola fijamente. -¿Y porque te has escapado de casa?
-¿No crees que haces demasiadas preguntas?- Ella se ruboriza y sonríe tímidamente.
-Perdón.- Susurra, supongo que por la vergüenza.
-Ya terminé.- Le informo.
-Déjalo ahí.- Me señala un montón de fregaza sucia. -Después lo limpio.
-De eso nada, me curas las heridas, me das de comer, ¿y aún quieres que deje que limpies tú?- Ella me mira mientras baja, con algo de dificultad, de la encimera.
-No te preocupes de verdad, Nanala ha querido traerte a casa y yo cumplo ordenes de la abuela.- Su sonrisa no se ha ido en ningún momento de su rostro, y eso hace que tenga menos ganas de marcharme de este humilde hogar.
-¿Entonces donde me has dicho que lo tengo que dejar?- Pregunto de nuevo.
-Ahí, con los demás platos sucios.
Me dirijo a donde me ha dicho, pero de en vez de dejar el plato, lo empiezo a mojar con el agua que hay en un barril.
-¡NOOO! ¡IDIOTA!- Dejo caer el plato dentro del fregadero. -Esa agua está sucia.- Me regaña como a un niño de cinco años.
-Chica chica, tampoco es para ponerse así.
-Perdón, pero es que Nanala se enfada cuando algo no esta hecho como a ella le gusta.- Entonces es ahí cuando su sonrisa desvanece, y le da paso a una mueca de seriedad.
-Quizás sea mejor que me vaya, y así Nanala no se enfadará contigo.
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•Gracias por leerlo 💗.
•Espero que os guste tanto como me ha gustado a mí escribirlo.
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Indeleble.
RomanceQuizás para ellos el amor era indeleble, adjetivo que describe algo que nunca podrá ser borrado u olvidado. Porque... ¿Qué culpa tenían ellos, de que la vida no les diera amor eterno? Y si la susa dicha si les hubiera dado un amor para siempre, ¿Ell...