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-Venga colega no te pongas así, yo te invito a otra cerveza.

-Que no illo, que no quiero más cervezas. Voy a fumar ahora vengo.

Salgo fuera del bar, saco un cigarro, lo posiciono en mi boca y lo enciendo.
¿Que coño me pasa con Eva? No he podido sacarla de mi cabeza en estas dos semanas que no nos hemos visto, ahora me enfado por verla coquetear con un pavo, no ha pasado nada entre nosotros como para estar celoso, y yo no quiero nada serio.

La puerta del bar se abre y detrás de ella sale una morena, bajita, con los ojos azules más bonitos que he visto nunca.

-¿Que haces aquí? He dicho que ahora entraba.

-Salia a tomar el aire, pero si tanto te molesta mi presencia puedo irme.

Ella rota sobre si misma para así entrar otra vez al bar, pero antes de que pase la puerta la agarró del brazo y hago que quede cara a cara conmigo.

-No me mientas, ¿a que venías?

-No me mientas tu a mi. A ti no te ha molestado tanto el hecho de que me bebiera la mitad de tu cerveza.

-Con que admites que te la bebiste.

-No cambies el tema.- Me habla seria.

-Lo cambiaste tu primero. ¿A que salías realmente?

-Quería saber que te pasa.

-Nada, salí a fumar.

-La última vez no fumaste nada.

-Bueno, la última vez fue la última vez, y esta es esta.

-¿Estás celoso? ¿Hugo Castillo estás celoso?- Me pregunta mirándome con una mueca interrogante.

-¿De quien iba a estar yo celoso?

-Del camarero, desde que hemos llegado él no para de mirarme, me sonríe, me suelta algún que otro pi...- No la dejo acabar.

-Ya, ya sé todo lo que ha estado haciendo, lo he visto.

-¡Dios Hugo! Esta celoso de ese tal Pablo.

- Que no ostia. Aparte, ¿porque debería de estar celoso de que él te tire los tejos? Tu y yo no somos nada, no me incumbe quien intente ligar contigo.

-¿Sabes? Eso lo dicen las personas celosas.

-Que no, que no Eva, no estoy celoso.

-¿Y porque casi me lanzas la cerveza? Dudo que si Javi le hubiera dado un trago te hubieses puesto igual de tonto que como te has puesto.

-No me gusta que la gente coma de mis comida o beba de mi bebida.

-Eso cuéntaselo a otro, el otro día me ofreciste a probar tu helado.

-No me gusta que la gente coma o beba de mis cosas sin mi permiso.- Contesto poniéndome nervioso.

-Ajam...- Ella asiente mientras se acerca lentamente a mí.

-¿Me vas a dejar fumar? ¿O me tengo que largar a otro sitio?- Pregunto más nervioso que nunca.

-¡POR DIOS HUGO! ¡ADMITE QUE ESTÁS CELOSO DE ESE TÍO!- Grita ella.

-Baja la voz loca.- Contesto tapándole la boca con mi mano.

-Admítelo, sino volveré a gritar.

-No hay nada que admitir.

-¡HUGO JODER! ¿QUE TE CUESTA...?- Vuelvo a taparle la boca.

-Sí, sí, lo admito, estoy celoso, pero callate no grites más.

-¡LO SABÍA, LO SABÍA!- Grita ella de nuevo.

-Que no grites.

-¿Que pasa? ¿Te da vergüenza que se entere alguien?- No contesto su última pregunta. -¿Que le pasa al Hugo super mayor, que no le tiene miedo a nada ni nadie, que es el más valiente y fuerte? ¿Donde se quedó? ¿No lo habrás perdido por el camino?

-¿Puedes parar de vacilarme? No tiene gracia.

-A ti no te hace gracia, pero a mí mucha, tu cara es muy divertida, sobretodo cuando grito que...¡QUE HUGO ESTA CELOSO DEL CAMARERO!- Ella ríe divertida.

-Eres mala, juro que eres malísima.

-Pero así te gusto.

-Nadie dijo que me gustes. Eso te lo acabas de inventar tú solita.

-Has visto, sin ayuda de nadie.- Sigue vacilándome.

-Dios Eva, no sabes las ganas que tengo de que cierres esa bocaza que tienes.- Le digo cerrando el puño delante de su cara.

-No me callaré, a no ser que me calles tu.- Contesta ella mirándome fijamente a los ojos.

Acerco mi cara a la suya, y cuando ella cree que lo que viene es un beso, sus ojos se cierran y sus labios se cubran, una sonrisa se dibuja en mi rostro, ahora esto es divertido para mí.

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•Gracias por leerlo 💗.

•Espero que os guste tanto como me ha gustado a mí escribirlo.

Indeleble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora