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-Quizás sea mejor que me vaya, y así Nanala no se enfadará contigo.

-No, no, si dejo que te marches entonces si que se enfadará conmigo.- Contesta de inmediato mientras se acerca a limpiar mi pequeño desastre.

-¿Seguro que es por Nanala? Yo creo que es porque cierta chica no quiere quedarse con mi ausencia.- Hablo riendo, pero su serio y rígido rostro hace que mi mueca cese.

-No conozco a esa chica, quizás debas de ir a buscarla.- Su mirada tiene algo de diversión.

-¡Eva! ¡Eva! ¿Disculpa conoces a una muchacha que se llama Eva Barreiro? Es bajita, blanquita de piel como un copito de nieve y su cabello es del color de las montañas.- Le pregunto como si de una extraña se tratara.

-Fíjate que creo que se marchó por la puerta esa de allí.- Responde siguiéndome el juego mientras señala la puerta por la cual entre hace aproximadamente una hora.

-Una gran propuesta para que me largue de aquí por el mismo sitio que vine.- Ella emite una carcajada y niega al mismo tiempo que me mira con sus grandes ojos azules.

-Yo no propuse nada, pero si usted quiere largarse no voy a impedírselo, tan solo le diré a Nana que te fuiste porque odiaste sus legumbres, entonces ella te hará la cruz de por vida.- Comenta con una mueca plasmada en su rostro, la cual tiene un poco de malicia y diversión al mismo tiempo.

-¿Te diviertes?- Le pregunto serio.

-Lo empezaste tú.- Me responde inclinando su cabeza tan solo un poco.

-Bueno ya, a ver cuéntame sobre ti.

-¿Y porque razón tendría que contarte a ti, un extraño, algo sobre mi?- Sus ojos se clavan en los míos, casi traspasando mi iris.

-¡Oye, ya esta bien! Si quieres me voy.

-No, no, era broma. Sígueme.-Agarra mi mano con delicadeza y me arrastra hasta lo que parece que es la salita. -Toma asiento.- Obedezco a todo lo que me ordena y espero en silencio. -¿Qué es lo que quieres saber?

-Lo que quieras, me transmites curiosidad.

-Pues no sé. Soy Eva, bueno eso ya lo sabes...- Una sonrisa tímida se forma en sus labios. -Nací aquí, en Galicia, soy hija única, y siempre he querido viajar pero por desgracia el dinero no es algo que nos sobre, con lo cual no conozco más que los alrededores del pueblo. Y no sé qué más contar...- Su mirada me hace saber que está pensando algo más que decir. -¿Y tú? Cuéntame algo sobre ti.

-Ehh...- ¡Mierda! ¿Que le cuento yo ahora? Tengo que ir inventando mientras le cuento. -Pues yo también soy de aquí, tengo una hermana pequeña, de unos 3 años...- Iba a seguir contando más sobre mi, pero una mueca de ternura hace que me calle y analice centímetro a centímetro su cara.

-¡Ayyy! Es un bebé.

-Bueno, es una pesada más que un bebé, pero la quiero igual.- Me regla una sonrisa y eso me hace saber que puedo seguir contando más sobre mi.

-Se hablar unos cuantos idiomas, los básicos, no soy un experto pero...

-¿Cuáles? ¿Cuáles?- Me vuelve a interrumpir.

-Gallego, Italiano, francés, portugués, bueno e inglés.- Sus ojos se abren descaradamente, y en su cara se forma un ademán de impresión.

-¡Wow! Habla habla.- Me pide como una niña pequeña.

-I tuoi occhi sono oceani.- *tus ojos son océanos.*

-No tengo ni la menor idea de lo que me has dicho, pero ahora en otro idioma.

-Tu es trop mignon.- *eres demasiado adorable.*

-Otro, otro.- Contesta ilusionada.

-Você é tão terno quanto cansativo.- *eres igual de tierna que de cansina*

-¿Que dijiste?- Pregunta intrigada.

-Más adelante lo sabrás.

-¡Oyeee! Eso no es justo, ¿y si no volvemos a vernos?, es mejor que me lo digas ahora, venga porfiii.- Me pone pucheros.

-Que feo eso, ¿no crees que volveremos a vernos?

-Bueno, quizás cuando vuelvas a casa te castiguen de por vida.

Si ella supiera lo que pasaría si vuelvo a casa. Hay dos opciones, la primera es que me ignoren por completo, ni siquiera se darán cuenta de mi regreso, o la segunda puede ser que como ha dicho ella no me dejen salir en años.

-Bueno, me escaparé para verte.

-Lo dudo.

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•Gracias por leerlo 💗.

•Espero que os guste tanto como me ha gustado a mí escribirlo.

Indeleble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora