Nunca la Semana Santa había tardado tanto en llegar. La última semana de clase, antes de las vacaciones, me mantuvo separada de Daniela. No por que yo quisiera, sino por que ella seguía ocupada con varios asuntos. Desde que nuestra relación se había vuelto más íntima menor era el tiempo que pasaba con ella. Ahora nos habíamos convertido en amantes de fin de semana, pero yo siempre quería más. Desde el instante en que conocí a Daniela se había convertido en mi adicción, y el contante pensamiento de que algo ocurría no me dejaba vivir.
El jueves por la tarde acompañé a Laura a comprar un regalo para Laia para su cumpleaños. La seguí en moto y me detuve detrás de ella cuando nos tocó un semáforo. Tenía la vista fija en la luz roja cuando un anuncio azul me sacó de mis pensamientos. Desvié la vista y me topé con aquellas luces neón que iluminaban las letras “Clínica Del Bosque”, leí sin poder evitar que me diera un vuelco el corazón. Avancé despacio en el momento que brilló la luz verde. Quería ver cada mínimo detalle de aquel edificio blanco, casi llegando al final de la cuadra mis ojos detectaron un coche lanco estacionado. Era el coche de Daniela. Se me desbocó el corazón y aceleré para no perder a Laura. de regreso volvimos a pasar por delante de la clínica, pude distinguir que su coche seguí allí estacionado. Me despedí de Laura en la esquina de siempre y continué en dirección a mi casa para no levantar sospechas. Tan pronto me aseguré de que se había marchado, di la vuelta y deshice el camino de nuevo hasta la clínica.
Comprobé que su coche seguí allí y estacioné en la calle de enfrente. Pasé mucho tiempo con la mirada fija hasta que reconocí su figura caminando por el estacionamiento. Iba sola, otra bolsa como la que había descubierto en su armario colgaba de su mano. La contemplé con la mirada borrosa por las lágrimas. Se metió en su coche y esperé a que saliera, la seguí con la mirada hasta que se alejó.
° ° °
— Es precioso, Daniela. – le dije contemplando la impactante panorámica sobre la playa, que contrastaba con el verde de la vegetación.
— Me alegro de que te guste. – respondió entrelazando sus dedos con los míos.
— Es lo más bonito que he visto en mi vida después de ti. – confirmé llevándome su mano a los labios para besarla.
— ¿Está todo bien, María José?
Eso mismo me preguntaba yo
— Sí, muy bien. ¿Por qué?
— Porque hoy estás muy callada. – tenía razón, apenas había hablado en el trayecto que nos había llevado hasta el exclusivo complejo hotelero donde nos hallábamos. Me moví para quedar detrás de ella, rodeándola por la cintura. – Y triste. – añadió girando la cara para mirarme.
Alzó la mano y me retuvo contra ella cuando buscó mis labios para besarlos, gemí con el roce de su lengua y sus dedos se tensaron sobre mi nuca, acercándome más a su boca.
— Es porque no puedo vivir sin verte.
Se dio la vuelta entre mis brazos y volvió a besarme apasionadamente.
— Te quiero. – dijo abrazándose a mi cuerpo.
— No te lo he dicho, pero ya cobré la indemnización de Ruíz.
— No hay dinero en el mundo que pueda pagar lo que te hizo.
— Me hizo la persona más feliz del mundo. Te conocí a ti.
— No me gusta que digas eso. Podría haberte matado.
— Pero no lo hizo… y te conocí.
— María José…
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Amor Clandestino
FanfictionMaría José es una chica aparentemente normal, sin embargo a sus 17 años ya se encuentra estudiando la carrera de medicina. Sin sospecharlo su vida está por cambiar cuando un no tan desafortunado accidente la lleva a convertirse en la paciente de la...