Me removí sobre el sofá que había en la habitación tratando de acomodarme, pero sin quitar mi atención del cuerpo que reposaba sobre la cama. Contemplaba el suave compas que su pecho hacía subiendo y bajando con cada respiración. Tomé su mano delicadamente entre las mías acariciando su dorso, subí mi mirada hasta dar con su perfecto rostro que Lucía tan relajado, aún dormía, se veía tan hermosa como cada vez que la miraba, incluso más, así era siempre cada vez que la veía me parecía más hermosa que la anterior. Acerqué mis labios al dorso de mi mano y deposité en él un delicado beso cuidando de no despertarla. Tenía que descansar, necesitaba descansar después de la cirugía. Me parecía increíble como hace apenas unas cuantas horas yo era un auténtico manojo de nervios, imaginar que algo pudiera ocurrirle durante la intervención me atormentaba de sobremanera a pesar de que tanto ella como su médico me habían explicado todo el procedimiento más de una vez, garantizándome que no había de que preocuparme, sé muy bien que, aunque mínimo siempre hay un riesgo en una operación y era eso mismo lo que no me dejaba tranquila.
Volví a levantar la vista a su rostro, se veía tan tranquila como esa noche en su casa cuando habíamos regresado de nuestras vacaciones de Semana Santa. Recordé esa plática mientras la veía dormir.
— ¿Qué te parece el Caribe? – comentó Daniela sobre sus opciones para el próximo viaje que haríamos una vez que su recuperación hubiese terminado.
— Daniela por favor. Necesitamos tener esta conversación antes. – bufé desesperada por su total falta de preocupación en el tema.
— Mi amor, no me pasará nada. Sólo será un mes de recuperación y luego tú y yo podemos darnos unas vacaciones cuando termines el semestre.
Que tomara el tema tan a la ligera me afectaba demasiado. Tal vez ella no veía la operación como algo peligroso, pero yo sí. El solo hecho de saber que existiera una pequeña posibilidad de perderla, por mínima que esta fuera, me ponía los nervios de punta. La mayoría de nuestras recientes discusiones venían siendo por eso. Ella bromeaba con el tema y yo trataba de hacerla entrar en razón. Aun así, ninguno de mis intentos valió la pena porque Daniela estaba demasiado aferrada a la operación. Incluso tenía ya una fecha programada.
Siete días… solo siete días más de aparentar que todo estaba bien y que no existía ninguna posibilidad más de estar separadas. Podría parecer dramática, pero para mí era un tema bastante serio. Comenzando por el simple hecho de intervenirse probando un nuevo método y terminando por las consecuencias que esta operación pudiera traer más adelante. Algunas noches no dormía de solo pensar en ellas.
Sabía que la operación era un soplo de confianza para Daniela y para nuestra relación, desde su punto de vista. Pero luego de ese día en el que por fin pude contemplar su cuerpo y me mostró su cicatriz, todo se volvió aún más íntimo, si eso era posible.
Las veces que hicimos el amor después de eso, Daniela dejaba que explorara cada parte de su cuerpo. Me entregaba su alma y su cuerpo completamente. No escondió nuevamente su cicatriz y por un momento llegue a pensar que era un tema ya pasado y que realmente lo había reconsiderado y olvidado. Pero después de unos días ella volvió a sacar el tema como yo el día de hoy.
— ¿Podemos tener una conversación normal? – dije sentándome en el sillón y cruzando los brazos sobre mi pecho.
— Oh disculpa, ¿de qué quieres hablar? ¿Carros, barbies, menstruación? – se mantuvo frente a mí mirándome fijamente y con una sonrisa en su rostro.
— Daniela, este es un tema importante para mí, porque si te pierdo yo… — la voz se me quebró y las lágrimas que había estado conteniendo cedieron – Te quiero y solo quiero que sientas que quiero cada parte de ti, toda de ti.
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Amor Clandestino
FanfictionMaría José es una chica aparentemente normal, sin embargo a sus 17 años ya se encuentra estudiando la carrera de medicina. Sin sospecharlo su vida está por cambiar cuando un no tan desafortunado accidente la lleva a convertirse en la paciente de la...