Veinticinco ( Especial 2 )

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— ¿Podrías por favor calmarte?

— María José, estoy a punto de presentarme no como tú doctora, no como tú amiga, si no como tú novia.

Luego de aquel día en el que celebramos mi cumpleaños, Daniela y yo habíamos oficializado nuestra relación, al menos entre nosotras. Había sido la mañana siguiente mientras estábamos sentadas en la mesa del comedor desayunando que se lo había pedido. Le había dicho lo importante que era para mí, lo mucho que la amaba y cuánto la quería en mí vida. Le había pedido finalmente que fuera mi novia. Sabía que el tema sobre nuestra diferencia de edades era algo que en ella seguía causando cierto conflicto, aunque el que ahora yo fuera mayor de edad parecía haberlo suavizado un poco. De cualquier manera, tenía miedo a su respuesta, tenía mi cabeza baja mirando los restos del desayuno que aún había en mi plato esperando a que dijera algo, pero se mantuvo en silencio. Con temor levanté mi cabeza y me sorprendí al verla mirándome mientras me sonreí.

— Eso es algo que debería de haberte preguntado yo. – dijo acariciando mi mejilla – Pero ya que te me has adelantado… — me tomó el rostro con sus manos y besó delicadamente mis labios.

— ¿Eso es un sí? – pregunté ansiosa mirándola ilusionada.

— Sí mi amor, eso es un sí. – me sonrió y no pude evitar besarla con tanto deseo que me fue imposible controlarme. Nos levantamos y sin separar nuestros labios caminamos a trompicones hasta su habitación. Sin duda esto era algo digno de celebrar.

Ahora estábamos paradas justo enfrente de aquella puerta. Después de haberlo conversado por unas cuantas semanas Daniela y yo decidimos contarle todo a mi madre. Llevaba semanas quedándome a dormir en “casa” de Laura así que a mi madre le entró curiosidad por saber que era lo que pasaba en mi vida amorosa, ella claramente sospechaba que yo estaba saliendo con alguien desde aquel mes en el que me quedé cuidando a Daniela después de la operación. Y lo confirmó cuando en un descuido leyó un mensaje en mi celular.

Ahora que mi relación con Daniela era algo serio y formal, era cuestión de tiempo para tener esa esperada conversación con  mi  madre. Y  aunque  yo  estaba demasiado nerviosa, no se lo demostraría a Daniela. Ella realmente lo estaba pasando mal, porque para ella, las posibilidades de que mi madre la aceptara eran bastante bajas. Tomé su mano haciéndola que me mirara.

— Lista. – pregunté dándole una ligera sonrisa. Ella me miró y respiró profundamente una vez más antes de asentir con la cabeza.

Inhalé y exhalé una vez antes de tocar a la puerta tres veces. La puerta se abrió y mi cuerpo se tensó cuando mi madre asomó la cabeza para saber de quién se trataba. Echó un vistazo a mi acompañante y luego se me quedó mirando sorprendida por lo que parecía una eternidad. Dejó caer su mirada hasta nuestras manos que continuaban entrelazadas. No necesitó más de unos cuantos segundos para resolver el rompecabezas en su cabeza. Daniela estaba totalmente pálida y sin habla. Ninguna decía una palabra.

La primera en querer dar por terminada al menos momentáneamente con esa tortura fue Daniela quien carraspeo y estiró la mano para poder saludar a mi madre, ella se adelantó y saludó.

— Señorita Daniela.

El rostro de mi madre claramente era el de una persona sorprendida y desconcertada. Por un momento se nos quedó mirándonos para luego darse cuenta de que seguíamos paradas en el umbral de la puerta de entrada. Nos invitó a pasar y llegamos a la sala, traté de armarme de valor para soltar las palabras precisas para que mi madre entendiera.

— Mamá… — comencé diciendo con un hilo de voz que amenazaba con romperse en cualquier momento.

— Señora Martha. – Daniela me interrumpió – Creo que sabe perfectamente por que estoy aquí. Ahora mismo puedo notar su desconcierto, pero María José y yo hemos desarrollado un vínculo muy fuerte después de que la hubieran dado de alta, ni siquiera sé bien cómo comenzar esta conversación, sólo sé que ella y yo hemos compartido muchas cosas, cosas que tal vez usted no comprenda. Puede que incluso la confundan y no acepte… — Daniela volteó a verme y me dio una pequeña sonrisa — Estoy completamente enamorada de María José.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora