- Eh, todo el mundo, atento. ¡Por favor! A ver, muchos de vosotros no conocíais a ... mi marido, Germán. Según el coronel, esto os incumbe. Ha fallecido - echa una mirada rápida a todos y cada uno de los agentes, para terminarla en su jefe - Tamayo... cree que no estoy en condiciones de hacer este trabajo, pero la realidad es que no hay nadie mejor que yo para hacer esto... nadie... nadie - susurra sus últimas palabras - Porque no quiero volver a mi puta casa, ni abrir la nevera, ni el buzón, por si me encuentro su nombre escrito, ni las cajas de fotos - suspira, con su mirada un poco perdida - así que soy como la jodida Deep Blue, calculando doscientos millones de jugadas por minuto contra el Profesor - se da la vuelta enfocando su mirada felina hacia el coronel - Eso es lo que necesita este atraco, y eso es lo que necesito yo - se señala a ella misma con el dedo pulgar - ¿Alguien quiere decirme algo? - observa de nuevo todos sus compañeros - ¿No? Pues un poquito de alegría - los anima, dando una fuerte palmada - ¡A trabajar! - y dicho esto, coge su jarra con su cañita para beber y camina directamente a las pantallas que enfocan el banco de España.
Alicia estaba de pie, apoyada en una de las mesas que había en frente de las pantallas. Bajó su mirada y ahí estaba el plato de chucherías que le había traído anteriormente su compañero. Cogió un donut y se lo llevó a la boca, dándole un mordisco, y luego otro, y otro, hasta que terminó con él en prácticamente diez segundos. Seguía pensativa, con la mirada perdida, así que decidió salir de la carpa y fumarse un cigarrillo. Llevaba varios días muy cansada, el peso de su barriga la tenía agotada, pero hoy, o, mejor dicho, en ese momento, se sentía más cansada todavía.Había consumido ya medio cigarro, cuando comenzó a ver borroso. Cerró los ojos fuertemente y, al abrirlos, sintió un mareo. Se apoyó en la papelera más cercana dejando caer su cabeza hacia delante, como si tuviera ganas de vomitar. Su respiración iba cada vez más rápida, jadeaba a un modo ya notorio, si no estuviera agarrada a ese cubo de basura, seguramente se hubiera ido de cabeza hacia el suelo.
Desde la entrada de la carpa, Ángel observaba a la inspectora, allí inclinada sobre el basurero, incluso escuchaba desde allí sus jadeos, así que decidió acercarse a su compañera. Cuando la alcanzó, colocó suavemente la mano en su espalda.
- Sierra, soy Ángel ¿estás bien? ¿Necesitas algo? - la inspectora seguía en la misma posición, parecía que le costaba respirar - respira tranquila, vamos, que te va a dar algo - el subinspector la miraba preocupado, pero, al ver que no se le pasaba, pensó que lo mejor sería que la examinara algún doctor - ven, te acompaño a la ambulancia, te está dando un ataque de ansiedad, que por lo menos te pongan oxígeno.
Ángel pasó su brazo por la espalda de la inspectora para acompañarla a que la revisen los servicios médicos, rodeando a la gente para no pasar por medio. A mitad de camino, su compañero casi la tuvo que sostener porque estuvo a punto de desplomarse. Segundos antes de llegar, el subinspector dio un grito para que los ayudaran, diciéndoles que su compañera no se sentía bien. Rápidamente los sanitarios se acercaron y ayudaron a subir a la inspectora a la ambulancia. Al verla jadear de ese modo, la tumbaron directamente en la camilla, la monitorizaron y le colocaron una máscara de oxígeno. Mientras recibía el aire, la pelirroja cerró los ojos, dejando escapar varias lágrimas sin poder evitarlo, y a la vez, llevó sus manos a su enorme barriga, dejándolas ahí para sentir a su bebé y ver si se calmaba un poco.
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Entretenidos Relatos <Alicia Sierra>
FanfictionLa cosa es que imagino escenas que nunca se vieron en LCDP, sobretodo de Alicia Sierra, y las escribo. ¡Pasen y lean! ¡Espero que les guste! 😊