Amor De Verano (2°PARTE)

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-¿Sí? ¿Quién es? … Sí, soy Germán … Así es … Sí, soy su novio, o amigo, o algo así … ¿Cómo? – el joven miraba aterrorizado a la mujer pelirroja - ¿Pero está bien? – esa pregunta alarmó a los adultos, que enfocaban su atención al joven, que comenzaba a llorar, quedándose casi sin fuerzas en las piernas – Hospital de Bellvitge, perfecto. Gracias a ustedes – terminó la llamada, colgando el teléfono, e inconscientemente se sentó en la primera silla que vio.

-¿Qué ha pasado? ¿Quién era? – preguntó desesperada la mujer.

-Era la enfermera de una ambulancia, el coche de tu marido ha tenido un accidente, me han comentado que Alicia está muy grave, se la están llevando al hospital, Bellvitge o algo así me dijeron.

-¿Y te han dicho algo de mi marido?

-No, sólo de tu hija.

-¿Cómo es que te han llamado a ti?

-No lo sé, anoche le di mi número a Alicia, me llamó a las dos y media de la madrugada, imagino que sería el último número que llamó, o yo que sé.

-Dios mío, mi hija – sollozaba la mujer.

-Papá ¿podemos ir al hospital? Por favor – suplicó Germán.

-Claro hijo, señora, vístase y cuando esté lista baje al 2º 6º y toque al timbre, la esperamos ahí.

-Gracias, de verdad.

Dicho esto, fueron todos a prepararse lo más rápido que pudieron.

Cuarenta y cinco minutos antes…

Toda la carretera estaba llena de coches parados, ambulancias, policías, gente intentando ayudar a otros, coches colisionados, etc. El coche del padre de Alicia estaba boca abajo, pero dentro de éste sólo se encontraba la adolescente. Se quejaba, no podía moverse, hasta que minutos después se acercó el enfermero de una ambulancia por la ventana, viendo a la chica boca abajo atrapada.

-¡Ey! Hola, soy enfermero ¿cómo te encuentras? ¿Estás sola en el coche?

-No, mi… mi padre, él conducía – habló con dificultad.

-Está bien, mi compañero se encargará de buscarlo. Dime ¿qué te duele? ¿o qué sientes?

-Me duele mucho todo el costado derecho, y la pierna, mi pierna derecha, no puedo moverla, la tengo atrapada.

-Vale, no podemos sacarte así, tendremos que dar la vuelta al coche, tardaremos lo menos posible, no puedes estar tanto tiempo boca abajo.

-Me duele mucho, por favor, quiero salir de aquí ya.

-Tranquila, enseguida te sacaremos ¿Cómo te llamas?

-Alicia.

-Muy bien Alicia, iremos rápido, te lo prometo.

Pasaron quince minutos, el enfermero seguía dándole conversación a la pelirroja para que no se durmiera, ya que se sentía débil, hasta que llegó una grúa para girar el coche.

-¡Eh! ¡Alicia! Ya están aquí los bomberos y la grúa, lo que vamos a hacer es girar el coche con cuidado de no hacerte más daño, y cuando esté al derecho, te sacaremos ¿de acuerdo?

-Vale – gesticulaba con dolor, estaba deseando que esa pesadilla terminara.

La grúa se acercó al automóvil, y tras varios minutos que parecían eternos, el coche quedó derecho, pero la pelirroja estaba inconsciente. El enfermero se acercó a ella y dándole palmadas en la cara para poder despertarla. Segundos después lo consiguió.

Entretenidos Relatos <Alicia Sierra> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora