Un día cualquiera, Alicia Sierra llegó a la comisaría con su típico humor, con un traje de chaqueta y falda de tubo a juego de color gris oscuro, camiseta interior blanca de tirantes y sus zapatos de tacón negros que resonaban allá por donde pasaba. Esa mañana decidió llevar el pelo suelto, raro en ella, pero le apeteció. Soltó el humo después de la última calada a su cigarro, lo pisó y entró. Su acceso no pasó desapercibido por algunos de los trabajadores, puesto que no estaban acostumbrados a ver a la inspectora así. Raquel Murillo no pudo evitar acercarse a ella al verla justo antes de entrar a su despacho.
- ¡Pero bueno! ¿A qué se debe esa belleza que emanas hoy?
- ¿Qué dices? Voy igual que siempre.
- No te hagas la tonta, porque sabes que no es verdad, sino mira hacia atrás, todos te están observando, bombón – soltó esa última palabra para picarla.
- Idiota. Pues es que… no me ha dado tiempo de recogerme el pelo.
- Alicia Sierra conocida como la inspectora con su típica cola de caballo.
- Déjate de rollos, me estás jodiendo el día, como siempre, y venía muy contenta.
- Se nota, que venías muy contenta, y muy guapa también ¿me vas a contar a qué se debe? – la pelirroja entró a su despacho con intención de cerrar la puerta en las narices a su amiga, pero ésta lo evitó deteniéndola con su mano - ¡Ei! Menos humos ¿eh? Va, cuéntame tu radiante entrada de hoy, sabes que no me voy a ir hasta que me lo sueltes.
- Uy, pues me parece que te están llamando.
- No cuela, mozuela.
- Joder ¿por qué tendré una amiga tan intensa?
- En el fondo me amas.
- Mucho, pero también odio cuando te pones así.
- ¿Y bien?
- Es que no es nada, en realidad, simplemente me levanté, me vi al espejo, y pensé “¿por qué no?” no hay más secreto, y no le des más vueltas.
- Espero que no me mientas, porque lo sabré. Que tengas un buen día, muñeca – se burló saliendo de aquella oficina.
Había avanzado ya media jornada, cuando, de repente, entró un hombre disfrazado con un mono blanco cubriendo todo su cuerpo, bastante alterado.
- ¡Tenemos que poner en cuarentena la comisaría!
- ¿Cómo? ¿Quién es usted y a qué ha venido? ¿Cuarentena de qué? – le atendió Antoñanzas.
- ¡Del virus! ¡No pueden salir!
- ¿Qué virus?
En ese momento se fue la luz, y todo el personal que había allí comenzó a gritar y moverse en un estado de nerviosismo inevitable de detener. Pasados varios minutos, los hombres llevaron a la gente a una sala grande llena de sillas, donde consiguieron calmarse un poco.
- ¿Pero qué está pasando? – preguntó Raquel alterada.
- Un hombre entró anunciando que tenemos que estar en cuarentena, no podemos salir, y no sé dónde ha ido, esto es una locura – respondió Antoñanzas.
- No encuentro a Alicia, fui a su despacho y por el resto de la comisaría no está.
- ¿Qué dices? Te ayudo a buscarla, vamos.
MINUTOS ANTES
La inspectora Sierra estaba esperando el ascensor; las puertas se abrieron y entró, sin darse cuenta que, cuando se estaban cerrando, alguien se coló rápidamente, asustándola. El elevador empezó a moverse.
ESTÁS LEYENDO
Entretenidos Relatos <Alicia Sierra>
FanfictionLa cosa es que imagino escenas que nunca se vieron en LCDP, sobretodo de Alicia Sierra, y las escribo. ¡Pasen y lean! ¡Espero que les guste! 😊