Amor De Verano (1° PARTE)

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Eran las nueve en punto de la mañana, en la comisaría de Madrid estaban esperando en la sala de reuniones al coronel Tamayo, quien el día anterior había anunciado que se incorporaría al equipo una nueva inspectora, recién llegada de Pamplona, habían oído hablar muy bien de esta mujer, por lo tanto, ya estaban al tanto de su llegada.

La puerta de la sala se abrió, dejando ver al coronel, y detrás suyo, la nueva inspectora, Alicia Sierra, que caminaba con pasos firmes, muy segura de sí misma, así era ella, ni siquiera le atemorizaba llegar a un lugar siendo "la nueva", como la mayoría de la gente que se presenta con timidez. Pero ella no, ya había superado sus miedos hace tiempo, y nada ni nadie era capaz de intimidarla.

Llevaba un traje de pantalón de color azul marino, con la chaqueta abierta, dejando ver una camiseta de color blanco debajo, unos zapatos negros de tacón no muy altos, pero sí lo justo como para estilizar sus largas piernas, y, por último, una cola de caballo. Se colocó al lado del coronel, observando a todos y cada uno de quienes serían sus compañeros. Detuvo su mirada en una cara que le resultaba extrañamente familiar, un hombre de pelo castaño, ojos marrones claro y una sonrisa encantadora. Menuda coincidencia si era quien realmente pensaba. No sólo lo miraba ella intentando averiguar alguna pista que le dijera que era él, el castaño también la miraba a ella frunciendo el ceño, pero para él, era más que evidente que sí era ella, aquella pelirroja no se la pudo sacar de la cabeza nunca, sólo estaba esperando a que se presentara y dijera su nombre para confirmarlo.

- Buenos días a todos - comenzó a hablar Tamayo - como ya sabéis, tenéis una nueva compañera, viene de Pamplona, una de las mejores allí, y se acaba de mudar para trabajar con nosotros, espero que le deis una cálida bienvenida y no tenga que escuchar que ha tenido problemas para integrarse al equipo ¿de acuerdo? - las personas allí presentes asintieron a las palabras de su jefe - ¿Quieres decir algo a tus compañeros?

- Buenos días a todos, soy Alicia Sierra - la mirada de ella se dirigió hacia el hombre castaño, e inconscientemente la de él fue enfocada en la de la inspectora - y llevo más o menos un mes en Madrid, necesitaba un cambio en mi vida, así que qué mejor sitio que este, o eso espero.

- Perfecto - siguió el coronel.

- ¿Puedo saber sus nombres? Así rápidamente, si no es mucho pedir, claro.

Uno a uno fueron diciendo sus nombres, algunos nombraban su apellido, otros nombraban los dos, y había otros que sólo decían su nombre, pero eso le daba igual a ella, lo único que quería escuchar era el nombre de aquel hombre castaño que no le quitaba ojo. "Germán" escuchó decir a ese agente, inconscientemente, los dos emitieron una ligera curva en sus labios, intentando pasar desapercibidos por el resto de compañeros, cosa que les pareció conseguir. Ya el resto de personas que quedaba por nombrarse ni se enteró, permaneció aquel nombre en su cabeza hasta que terminaron.

- Si no hay nada más que añadir, podéis comenzar a trabajar ¡vamos! - fueron saliendo uno por uno de la sala, hasta que quedaron solos la pelirroja y su nuevo jefe - Te enseñaré la comisaría y luego te asignaré a algún grupo para que empieces a trabajar ¿de acuerdo?

- Perfecto, señor.

Tamayo le hizo un recorrido por todo el edificio, y cuando terminó, la llevó con dos compañeros para que pudiera empezar a trabajar, pero antes necesitaba sacarse la duda, aunque estaba segura casi al cien por cien de sus sospechas. Se levantó de su asiento, examinando aquel espacio donde estaban todos ya trabajando, y localizó con la vista a Germán, quien enlazó su mirada con la de ella. La pelirroja hizo un gesto con su cabeza, señalando la máquina de cafés, acción que él entendió perfectamente, y se levantó dirigiéndose hacia allí.

- Hola, Alicia.

- Hola, Germán. Dios, sabía que eras tú, esos ojos son imposibles de olvidar.

- Yo también supe desde que entraste que eras tú, ese pelo y esa figura perfecta ¿Cómo estás, después de veinte años, a parte de guapísima?

- Muy bien, empezando una nueva vida ¿y tú? También estás muy guapo.

- Pues queriendo empezar una vida nueva - se miraron a los ojos - Fue un verano corto, hubiera deseado que esos meses fueran diferente, me había imaginado tantas cosas.

- ¿Ah sí? ¿Y se puede saber qué habías imaginado?

- Pues muchas cosas, contigo, era evidente que estaba colado por ti, lo notó hasta mi hermano pequeño - la pareja soltó una carcajada.

- Lo sé, yo también estaba un poco colada por ti, pero era más disimulada que tú.

- No lo podía evitar, me tenías loco.

- Si aquello no hubiera sucedido...

- Ya, ni me lo recuerdes, lo pasé fatal, cuando me llamaron por teléfono dándome la noticia, me quería morir.

- Lo siento, todavía tenía marcado en el brazo tu número de teléfono, y quise que te llamaran a ti. Perdona por el susto, pero la que lo pasó mal fui yo, que casi no lo cuento ¿eh?

- No lo digas, que aún parece que estoy escuchando las máquinas a tu alrededor.

- Siempre estuviste a mi lado - la pelirroja acarició su mano suavemente - te lo agradezco, me cuidaste y me animaste cuando yo quería tirar la toalla. De hecho, de no ser por ti, no creo que lo hubiera conseguido.

- Hice lo que tenía que hacer, bueno, quería estar a tu lado.

- Fuiste mi ángel de la guarda - se miraron durante varios segundos - ¿Tienes plan cuando salgamos de trabajar?

- Sí, ir a mi casa, pero seguro que tú me ofreces un plan mejor.

- Siempre ¿Te apetece ir a comer y así nos ponemos al día?

- Me parece perfecto, nos vemos a la salida entonces, pelirroja.

- Por supuesto - comenzaron a caminar cada uno a su puesto de trabajo, pero una última frase la hizo girarse.

- Veo que caminas perfectamente, diría que ni se te nota.

Alicia le guiñó el ojo y siguieron sus respectivos caminos.

Entretenidos Relatos <Alicia Sierra> Donde viven las historias. Descúbrelo ahora