Capítulo 17.- Asesina (parte 2) / Un asesino en Lakewood.

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Para sorpresa y confusión de la tía abuela, apenas Clara Thompson estuvo un poco más tranquila luego de su despertar, de inmediato rogó de manera insistente que la llevasen junto a Williams Albert Ardlay.

─ No entiendo ¿por qué? ─ había exclamado cuando los demás ayudaban a la esposa de Thompson a desplazarse de su habitación a la de otro hombre.

─ No tenga cuidado Elroy, no hay porqué alarmarse, todo tiene una explicación y pronto todo será transparente ─. Habían sido las palabras de Eleonor, quien, tomando del brazo a la anciana, para tranquilizarla, le dio tres suaves palmaditas en la mano.

Con un gesto agreste la vieja la retiró y molesta por que todo aquello solo significaba una cosa; estaban ocurriendo cosas en su casa que le ocultaban de forma deliberada, su molestia se evidenció cuando miró con desdén la escena y exigió a Archibald una explicación delante de todos.

─ No admitiré que me traten como a una demente o como a un extraño dentro de esta casa, te exijo que me expliques porque los "ajenos" a esta familia están más informados que yo de lo que ocurre bajo mi propio techo ─ se refería a Eleonor con obviedad.

─ Ahora debes estar tranquila Tía, no me corresponde a mí dar explicaciones y tampoco creo que tú las necesites; solo ten presente que es muy probable que al tío Williams le haga bien la presencia de Clara.

A todas estas el supuesto esposo, se mantuvo en silencio, no se dio por aludido ante la situación y eso desesperaba más a la escandalizada Elroy; no obstante, él evaluaba si aunado a esto con la llegada de Candy debían revelar sus verdaderas identidades; estuvo a punto de hacerlo, cuando Eduard Hatson, leyendo sus intenciones le miró y con un movimiento negativo de su cabeza le recomendó lo contrario.

Las arrugadas manos de la mujer permanecían empuñadas, marcaban un ligero temblor y sus venas quedaban a la vista de todos; su indignación fue tal, que sintió un ligero mareo y con ayuda de Annie fue llevada a su recamara. Al ser atendida por la enfermera asistente que habían mandado traer y le ordenaron quedarse recostada, bajo protesta así lo hizo. Algo no entendía de toda aquella situación y eso le estaba enloqueciendo.

En la habitación del patriarca Victoria lloraba preocupada al verlo pálido, aunque ya no temblaba pues su fiebre estaba bajo control, se veía tan tranquilo que parecía sin vida; la chica caminó al otro lado de la cama y sin decir una sola palabra, se acostó a su lado, con su cabeza apoyada en el hombro de Albert, y allí se quedó acurrucada. De inmediato tuvo una sensación de paz, se reconfortó junto a él y muy sutilmente, comenzó a acariciar su pecho, la mano suave como en armonía con la respiración del hombre, trazaba una caricia rítmica y constante; mientras que ella dejaba su alma salir en forma de silenciosas lágrimas. Se mantuvo así y ni cuenta se dio cuando el galeno y Candy salían de la habitación.

Unos cuantos minutos después, un poco más sosegada, recordó lo que había descubierto minutos antes de ser atacada; al intentar levantase con premura para informarles a los demás, el brazo de Albert que había colocado tras de su cabeza para rodearse con él, la sujetó, estaba segura de eso y comenzó a hablarle.

─ Pude sentirte Albert, sé que estas allí y sabes que nunca voy a dejarte por favor, despierta, despierta porque te quiero vivo y junto a mí.

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La agitación proveniente del exterior y que se hubo sentido las últimas 48 horas, desde que el primer investigador apareció cerca de la entrada sur, parecía haber disminuido, así que los dos carceleros sopesaban si debían ejecutar ya las medidas planeadas; pues, aunque tenían tres días de no recibir provisiones, continuaban confiando en madame.

─ Le daremos margen de que anochezca, en caso de que no tengamos comunicación, entonces aprovecharemos la oscuridad para sacar a la mucama de aquí; después de todo, ya es hora de ir entregando a la paciente, de acuerdo a los deseos de nuestra contratante Borys; así que prepárate nos deshacemos de esa mucama y luego de unos días llevaremos a la señorita Elisa para que comience su nueva y tranquila vida en el sanatorio que encontré.

ASESINA (II) / UN ASESINO EN LAKEWOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora