ASESINA (II) / UN ASESINO EN LAKEWOOD.

Capítulo 5.- Asesina (parte 2) / Un asesino en Lakewood.

Mientras la locomotora se desplazaba a su velocidad máxima de 112.5 millas por hora, llevando consigo a un nuevo matrimonio de anticuarios que, buscaban obras de valor por todo el país, los medios newyorkinos especulaban ante muerte inminente del noble escritor.

El hermetismo sobre el accidente, era casi sepulcral, solo el comunicado oficial emitido por los familiares de la víctima daba trazas del estado crítico en el cual se encontraba. Así las cosas, era solo cuestión de tiempo para que la noticia llegase hasta Inglaterra; por lo tanto, Williams había contactado directamente a Richard Grandchester, para que manejase la información verdadera con extrema discreción, esto no representaba ningún problema, ya que el anterior Duque de Grandchester entendía a cabalidad la situación, sin embargo, nadie más que él sabía que, su hijo era capaz de solucionar el tema a costa de lo que fuese.

Manejar los sucesos con Candice era cosa totalmente distinta, así que no tuvo más remedio que causarle el incordio a su nuera, aún en contra de los deseos de Terrence.

En la sobremesa de la cena, luego de que los niños se retirasen a sus habitaciones, abordó el tema; para poder ser honesto con la esposa de su hijo, a quien admiraba desde siempre por su tenacidad y bondad.

─ Candice, necesito advertirte sobre las noticias que han de llegar en los próximos días desde América. ─ afrontó directamente, tal como hacia siempre con los asuntos importantes, pudo notar como la sonrisa siempre presente de su nuera, fue desapareciendo a medida que las palabras hacían eco en sus oídos.

─ A que noticias se refiere Duque, ¿Se trata de Terry? ─ había elevado la voz solo una décima, pero cayendo en cuenta que quizás los niños pudieran estar cerca, volvió a preguntar con voz más controlada. ─ ¿Terry, se encuentra bien?

─Sí, no hay porque alarmarse ─ Richard no compaginaba con los excesos de ánimo que mostraban los americanos ante las situaciones; como buen aristócrata Ingles por lo general, estaba en control de sus emociones, contadas veces las circunstancias lo sobrepasaban, sobre todo cuando se trataba de su hijo, por lo que entendió a perfección a Candice; además entendía los profundos sentimientos que se profesaban.

─ Me tranquiliza saberlo Duque, pero, ¿Que noticias debo esperar entonces?, sigo sin entender.

─ Mi hijo se presentó en el Old Met y hubo un accidente, nada grave créeme... pero los medios reflejarán que su salud está seriamente comprometida. ─ Su nuera como siempre tan expresiva con su mirada, le exigía más detalles.

... unas luces cayeron sobre el escenario ─ de inmediato Candice dejó de escuchar, todos los hechos traumáticos anteriormente vividos pasaron ante sus ojos, las luces cayendo, Susana empujando a Terry, la pierna de Susana; con lágrimas inundando su mirada, pero negándose a dejarlas salir, se puso de pie e imploró la verdad.

─ No me oculte nada Duque, dígame todo lo que está ocurriendo con mi esposo. ─ estaba en su derecho y Richard no pudo ocultarle lo que sabía.

─ El verdadero motivo por el cual Terrence viajó hasta América, fue porque tu prima Elisa escapó de la prisión, además de ello, se han registrado una serie de eventos que, nos hace suponer que, tu familia está siendo asediada por una venganza de su parte. ─ le contó de la fuga, la desaparición de alguien del personal de servicio, pero no pudo darle el nombre de la persona en cuestión, ya que no había prestado suficiente atención a ese detalle. Además del accidente de Terrence en el teatro y sus planes para atrapar a la fugitiva.

─ Muchas gracias por confiarme lo que mi familia y esposo me han ocultado, ¡ahora que sé Terry está bien, no sé si molestarme y hacerle daño yo misma! ─ se paseaba como fiera enjaulada de un lado a otro, lo que le causó cierta gracia a su suegro; en definitiva, aquella mujer poseía el carácter necesario para hacer temblar a la misma nobleza. ─ debo ir, ver lo que está ocurriendo y ayudar a mi gente, todos están en peligro y si alguien conoce a Elisa, soy yo.