Capítulo 15.- Asesina (parte 2) / Un asesino en Lakewood.

176 35 26
                                    


─ ¡Candy, Mi amor!,

─ Hola Terry, ─ fue el seco saludo que la rubia le dio a su esposo; mientras pasaba a su lado para revisar y atender inmediato a Victoria.

─ ¿Qué te hicieron?, a parte de este golpe ─ preguntó Candy de manera profesional, al tratar de examinar las condiciones en que se encontraba la morena. ─ Tienes el pulso muy acelerado; por favor, ayúdenme a trasladarla a la mansión ─ pedía ayuda a los oficiales; mientras, se quitaba el abrigo que traía para cubrir a la chica.

─ Yo me encargo ─ se adelantó Terry levantando en brazos a una Victoria bastante ligera y conmocionada, para luego pasar al lado de Candy; quizás aquello lo hizo como un gesto protector para su amiga; no obstante, no sabía en ese momento, todos los fantasmas que esa escena despertaría en la pecosa.

Hartson invadido de rabia ante las obvias intensiones del ataque sufrido por su amiga, gruñó entre dientes dirigiéndose a Terrence.

─ Solo dime su nombre.

─ Neil Leagan. ─ pronuncio a secas al momento de salir, sabiendo que había dictado la sentencia del gusano.

En tropel salieron los policías junto a Hartson y Miller, emprendieron la búsqueda del nuevo criminal; el Comandante con la frustración acumulada, junto a los pocos resultados obtenidos por su equipo hasta ahora, no midió costos, ni recursos, pidió refuerzos; pues sentía que, a pesar de su experticia, no pudo evitar que la situación escalase de manera exponencial.

Era difícil suponer que una prófuga, un homicidio, dos personas desaparecidas y un intento de ultrajar a esta dama, fuesen situaciones al azar y sin ningún tipo de conexión. El veterano funcionario trataba de armar el rompecabezas, ¿acaso, se enfrentaban entonces a una organización criminal?, ¿O quizás a un asesino en serie?, no lo podía saber, pero juró que encontraría las respuestas, costase lo que costase.

Toda la propiedad estaba siendo requisada de cabo a rabo; mientras que, Victoria era atendida por un médico y Candice; la morena presa de las emociones tuvo que ser medicada para contener su estado alterado, inclusive fue vencida por la dosis de relajantes recibida, deliraba entre pesadillas, balbuceando incoherencias que para los tenían muy poco sentido.

─ No!, ¡no! ¡No, no... por favor, no... abre! ¡Abre! ¡Las rosas...! Albert, por favor, Albert no! Está allí, está allí. Corre! Corre! No, Neil! Noooo.

Afuera de la habitación, tanto Annie y Archie, como Terry y Eleonor hacían guardia con la esperanza de que les dieran la noticia de que la chica estuviese bien. En ese momento, la tía abuela salió de su habitación y alarmada ante la desolación de todos, pidió las explicaciones pertinentes.

─ ¡Alguien que me explique qué es lo que ocurre aquí, por favor!, ¿se trata acaso de Williams?, ¿ya pudieron localizarlo?

─ Cálmate Tía, por favor... No, no se trata del tío Williams, se trata de Clara Thompson.

─ Supe desde un principio que esa visita nos traería inconvenientes, ¿Qué ocurre con ella?, ¿Qué le ha pasado a su esposa señor Thompson?, es que si tan solo Williams me hubiese escuchado... ¡exijo que me informen lo que ha ocurrido con esa señora! ─ puntualizó.

─ Ella no ha sido responsable de nada ía, al contrario, Clara ha sido víctima de un intento vil y reprochable, un acto de violencia que ninguna mujer merece.

─ ¿A qué te refieres Archibald? ─ reclamaba la anciana verdaderamente sorprendida y alarmada.

─ Me refiero, a que un miembro de esta honorable familia, fue capaz de intentar abusar de la señora Thompson tía. ─ Emilia Elroy dio un paso atrás de la impresión, aquello no podía ser cierto; de ser así eso representaba la más atroz de las vergüenzas para su familia.

ASESINA (II) / UN ASESINO EN LAKEWOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora