Capítulo 18.- Asesina (parte 2) / Un asesino en Lakewood.

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Los oficiales de policía que habían sido desplegados por toda la propiedad y el pueblo estaban en alerta máxima; cuando Victoria les informó de su descubrimiento en la pared del portal de las rosas, los hombres de la familia, junto a Miller y dos de los guardaespaldas se armaron y se dirigieron de inmediato hacia el sitio.

El asombro de todos era mayúsculo, al encontrar la escotilla que se ocultaba prácticamente delante de sus narices, ni siquiera el personal más antiguo que aún permanecía trabajando para la familia conocían de este acceso.

─ No lo entiendo, no me parece lógico que esto haya estado aquí por tanto tiempo y ustedes no lo sabían.

─ La verdad yo tampoco me lo explico comandante; quizás el antiguo jardinero hubiese tenido algún conocimiento, pero los nuevos empleados se han limitado siempre a mantener las formas y diseño de los jardines; además, luego de la muerte de Anthony nada había sido cambiado hasta ahora.

─ Quizás sea una falsa alarma, ¡pero debemos entrar!, por favor manténganse tras de nosotros, no sabemos lo que podemos encontrar allí dentro. ─ apenas abrieron un poco las puertas, Terry hizo una observación que los puso en guardia.

─ No creo que sea una falsa alarma, fíjese que los rastros de tierra en el suelo, estas puertas han sido abiertas recientemente, miren el piso y las bisagras aceitadas.

Asintió Miller e hizo una seña con la cabeza a los hombres que, de forma clara les indicaba ¡Avancemos!

En silencio y con armas en mano se disiparon por el lugar, se trataba de un túnel que descendía bastante, varias puertas que daban a algunos depósitos de herramientas de trabajo de campo abandonadas, incluso unos cuantos espacios que en algún tiempo fungieron de depósitos para granos y cosechas; aún se mantenían sacos viejos y muchos frascos en los que se adivinaban conservas de alimentos caducados y barricas de vino.

Adentrándose mucho más hallaron, con repulsión, grandes recamaras labradas en la roca, que contaban con cadenas y grilletes adosados en las paredes, era obvio que en épocas pasadas se ocultaban y apresaban personas, muy probablemente esclavos; en palabras exactas eran calabozos donde se evidenciaba parte de la historia de Illinois y del papel de las renombradas y poderosas familias como los Ardlay, esto quizás durante el oscuro período cuando la esclavitud fue prohibida en el estado y aun así, se hacía caso omiso de la ley decretada en 1745.

No se trataba de un sótano, era toda una construcción subterránea que albergaba aquello que enriqueció a muchos antes de la Guerra de Secesión y de los cual, nadie se atrevía a hablar en pleno siglo XX. La estructura era engañosa, se extendía como una enredadera; sin duda, diseñada así para confundir al ejército o la policía que buscaban a los infractores de los tratados antiesclavistas.

A medida que avanzaban los hombres escucharon ruidos, el eco los confundía, no sabían de provenían si de allí abajo o desde la superficie, eran sonidos metálicos, golpes, pero en el intrincado laberinto era difícil adivinar; recorrieron los pasillos apresurándose para hallar el origen de estos ruidos.

Cuando al fin encontraron una gran puerta de metal derribada, supusieron que allí hubo personas recientemente, con cuidado irrumpieron en la mazmorra, los muebles sin polvo y una cama hecha con sabanas limpias, le dieron la certeza de ello, les desconcertó hallar los medicamentos.

─ ¿Qué demonios significa esto? ¿acaso hay alguien viviendo en estas condiciones? ─ fueron las palabras de Hartson, que de inmediato les hizo click a todos.

─ ¡Elisa, esa arpía ha estado aquí todo este tiempo! ─ vociferó Archie.

─ No lo sé, eso de explica la puerta derribada.

ASESINA (II) / UN ASESINO EN LAKEWOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora