—Ali, por tu vida, mira a ver quién coño te está bombardeando con mensajes —se quejó Vera desde la otra punta del sofá, envuelta como un rollito con la manta de lunares.
Paró de golpe la película que estaban viendo para que su amiga respondiera de una vez y dejara de sonar su móvil cada medio segundo.
—Joder tía. La gente está muy aburrida que no tiene otra cosa que hacer un puto domingo a las cuatro de la tarde.
Intentó alargar la mano hacia la mesita que tenían frente al sofá y en donde se encontraba su móvil, pero por más que se esforzó no conseguía llegar. ¿En qué maldita hora había dejado el móvil tan lejos? Se maldijo a sí misma por tener que salir de debajo del calor de su manta y se levantó para coger el móvil. Lo hizo lo más rápido posible para poder volver a meterse debajo de su manta y desbloqueó su móvil para comprobar quién le estaba estropeando la sobremesa y había interrumpido su película favorita: The Holiday.
—¿Quién es? —le preguntó Vera curiosa. No había nada que le gustara que un buen cotilleo o salseo como ella lo llamaba.
—Son los del campamento. Han escrito en el grupo de WhatsApp.
—¡Qué pesadez de gente! ¿Es que no tienen amigos más allá del campa? —Alicia le hizo caso omiso.
—Al parecer van a tirar el campamento.
—¿Van a demoler las cabañas?
—Eso parece. Supongo que habrán vendido el terreno con la muerte de Manu. Por lo visto quieren construir un complejo hotelero.
—¿Y qué quieren? ¿Manifestarse? ¿Encadenarse a un árbol para que no lo tiren al ritmo de "no nos moverán"?
Vera se incorporó un poco, sin dejar de ser un rollito envuelta en su manta, y se colocó al lado de Alicia intentando leer los mensajes que su amiga no paraba de recibir.
—No. Quieren pasar el finde que viene allí, antes de que lo tiren para despedirse del campa y revivir viejos tiempos —dijo esto último con un tono de absurdez.
—Pero, esta gente, ¿cuántos años tienen? Siguen atascados en los quince, ¿o cómo? —Alicia se quedó callada—. No jodas que te lo estás pensando.
—No lo sé. Ese campa fue muy importante para mí, lo sabes. Y, por una parte, me gustaría volver allí, pero...
—Pero...
—Por otra, seguro que va Lucas y no tengo las cosas muy claras. No sé si me apetece pasar todo el finde con él.
—A ver, con él, lo que se dice con él no vas a estar. Irá más gente, ¿no? Puedes engañar a Castillo para ir. No le veo yo muy de volver de campamento, pero si se lo pides tú... Además, seguro que Clara y Raúl también van. Esos dos se apuntan a un bombardeo.
—Sí...
—¿Qué pasa Ali?
—Están diciendo de llevar también a las parejas si quieren.
—¿Y? No jodas que ahora te da palo no tener novio para ir a esos eventos. Alicia, a ti eso te importaba poco...
—No es por mí. Bueno puede que sí, pero no de esa forma. ¿Y si Lucas se lleva a la novia? No sé cómo será verlos juntos todo un finde entero.
—¿Pero no la iba a dejar? Además, por ti. No creo que la lleve, si es que sigue con ella.
—No sé...
—¿A ti te hace ilusión ir? —le preguntó Vera. Alicia asintió—. Pues no tienes que pensarlo más, di que sí, llama a Castillo o pregúntales a Clara y a Raúl, si no quieres ir sola, pero si quieres ir y al final no vas, te vas a arrepentir.
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Veintisiete canciones de desamor
RomanceAlicia parecía tener una vida tranquila... Tenía el trabajo de sus sueños, los mejores amigos y sobre todo podía dormir por las noches en paz. Sin embargo, un funeral hace que se reencuentre con sus viejos amigos del campamento y su ex... Desde ese...