𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟮𝟴

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Las manos del alfa iban dejando suaves caricias sobre la espalda de este, el rostro ajeno escondido en la curvatura de su cuello, Jisung iba agarrado como un pequeño bebé, sus piernas rodeando las caderas y los brazos cayendo ligeramente por sus hombros. Minho liberó un pequeño suspiro cuando la puerta del ascensor se abrió, por fin habían llegado a su piso y ya nada lo distanciaba de la calidez de su hogar.

Abrió la puerta con el mayor cuidado, sintió al omega removerse un poco y liberar un suspiro, el aliento caliente chocando contra su piel provocando una extraña corriente recorrerlo entero, sonrío al notar las ventanas abiertas de su hogar, notando que la mezcla entre su aroma y el de Félix ya ni se sentía, su hermano dejando una pequeña nota a su vista.

Seungmin me recibirá en su apartamento, no quiero incomodar a nadie.

Nos vemos cuando su celo acabe.

Caminó con el pequeño en brazos hasta su habitación, lo dejó sobre su cama viendo como este arrugaba su nariz y se quejaba quedito por la pérdida del calor que el cuerpo ajeno le causaba.

Shh...—arrulló—. No me he ido.

Jisung se restregó un poco contra la cama ajena, sintiendo que el aroma del mayor le abrazaba así que soltó un suspiro mientras volvía a dejarse caer en el sueño.

—Aquí estoy...—murmuró.

El lobo del mayor se había calmado a mitad del camino cuando sintió que su omega volvía a ese aroma dulzón que tanto le enloquecía, temía que este se levantara y volviera a liberar esa esencia triste y amarga que no lo caracterizaba; se acomodó como pudo junto a él, observándolo en silencio por unos minutos, riendo cuando notó que el omega arrugaba su nariz mientras dormía, sus labios ligeramente entreabiertos que le hacía ver más adorable.

Se espantó un poco al ver que este fruncía su ceño y empezaba a patalear un poco, su aroma intensificándose de una manera asfixiante, lo atrajo hacía él, acunando su rostro en el cuello de este y dejando delicados besos sobre la acanelada piel, sintió las manos de Jisung apretar su camisa, así como buscaba esconderse en el pecho de este.

—Solo fue una pesadilla...—murmuró—. No es real, estoy aquí para ti pequeño —acarició sus cabellos—. Aquí estoy.

A–Alfa...

Su voz fue baja, parsimoniosa y dulce, creería que era su voz omega, pero estos solo la usaban para calmar a su alfa en situaciones difíciles y aquí, el que necesitaba ser calmado, no era él.

—Aquí estoy Sung...—respondió.

Sentía la efusividad con la que su lobo se removió cuando respondió al llamado del menor, el omega levantó la mirada, los ojos dorados clavándose en los azulados suyos, el aroma de este volviéndose embriagador, sin rastro alguno de la tristeza tan pesada de antes.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora