𝗘𝗫𝗧𝗥𝗔 𝗜𝗩

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Era su tercer aniversario de bodas, Jungwon ya había cumplido cuatro años y la pequeña Chaeryeong tenía uno; así que, aprovechando la presencia de los Bang en la ciudad se los encomendaron a ellos

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Era su tercer aniversario de bodas, Jungwon ya había cumplido cuatro años y la pequeña Chaeryeong tenía uno; así que, aprovechando la presencia de los Bang en la ciudad se los encomendaron a ellos. Jisung podía estar tranquilo en cuanto a su pequeña cachorra, pues su cuñado volvía a estar gestando y el aroma que desprendía podría calmarla.

Su lobo ronroneó cuando sintió las manos de su esposo acariciar la piel expuesta debido a la ausencia de una camisa, los húmedos labios se plasmaron contra la tibia piel robándole un suspiro. Fue una sorpresa que el celo de Minho llegara justo en esos días.

—¿Te sientes mejor?

Los ojos grises chocaron con los contrarios, un deje de borgoña aún tiñendolos pero ya no en su totalidad.

—Sí...

La voz ronca causó estragos en su interior, el lobo rasgó su pecho pidiendo más cercanía con el alfa y bueno... ¿Quién era él para negarlo? Se colocó sobre el cuerpo del mayor, sus glúteos cubiertos por la tela quedando sobre el miembro semi erecto de su pareja.

—¿En serio? —hizo un puchero—. Yo quería seguir ayudándote —parloteó mientras iniciaba un suave vaivén con sus caderas—. Pero sí ya estás mejor...

Ante el amago de querer bajarse recibió un gruñido que le hizo temblar, una sonrisa surcando su rostro al sentir como el miembro bajo él endurecía totalmente.

—Eres un niño malcriado —habló ronco el mayor—. Demasiado malcriado —gruñó.

—¿Culpa de quién será? —rodó los ojos.

Un jadeo escapó de sus labios al sentir un azote sobre su trasero, mordió su labio para evitar que algún grosería escape de ellos y miró con el ceño levemente fruncido al menor, casi perdiendo la compostura cuando el aroma a pinos y petricor estalló en una ola de excitación.

—¿Qué he dicho de rodar los ojos, Han?

El omega relamió sus labios ante la imagen que recibía del alfa, podía notar su semblante serio pero su mirada gritaba deseo.

—No lo sé —sonrió—. ¿Qué has dicho sobre eso?

Jisung sabía que se estaba metiendo a la boca del lobo, pero deberían entenderlo, eran padre de dos con apenas y tiempo para ellos mismos además que aquella habitación que realmente habían designado para los gustos exquisitos del alfa, apenas y había sido usada.

—¿No lo sabes? —gruñó.

Un suave gemido brotó de los labios del menor al sentir su piel ser azotada nuevamente.

—Entonces debo repetírtelo.

Quizá si no entendiera la magnitud de sus actos o si fuera otra clase de omega se hubiera enojado por la brusquedad con la que Minho le saco de su regazo, haciendo que su espalda choque contra el colchón. Minho rio al ver como este se erguía rápidamente y gateaba hacia él.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora