𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟱

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La cena había terminado, los pasillos del lugar se encontraban vacíos, la música que resonaba en el lugar era suave y casi delicada, Minho posó su mirada sobre el menor quien caminaba dos pasos por delante de él.

—¿Cómo irás a casa? —preguntó.

Jisung le miró por sobre el hombro, el alfa le miraba con el entrecejo ligeramente fruncido, sonrío un poco.

—En taxi —encogió sus hombros—. ¿Por qué?

—Te iré a dejar —habló.

—No es necesario —arqueó una de sus cejas.

—No lo estaba preguntando.

El omega le miró con el ceño ligeramente fruncido pero no consiguió nada, el mayor ni siquiera le estaba mirando así que simplemente bufó y cruzó los brazos sobre su pecho, Minho rio ante ello pues se veía como un pequeño niño haciendo un berrinche.

—¿Prefieres ir en taxi a qué te lleve?

—Solo no quiero causar molestias —murmuró.

—Jamás lo serías.

Sintió la mirada del menor sobre él pero no volteó, las puertas del elevador se abrieron e ingresaron, Minho le miró de soslayo por unos segundos para luego mirarlo a través del reflejo de las puertas.

—Deja de mirarme —rio suave el omega.

No obtuvo respuesta alguna así que volteó a mirarlo, su lobo chilló suave cuando vio los ojos azules directamente sobre él, arqueó una de sus cejas y relamió sus labios.

—Minho...

El alfa soltó un suspiro pesado, relamió sus labios e inhaló profundo, el aroma del menor ingresando profundamente en él haciendo que su lobo enloquezca.

—A la mierda todo.

Jisung jadeó cuando sintió las manos del alfa agarrar sus caderas y apegarlo a la pared tras él, el frío del metal atravesando la tela que le cubría, su lobo enloqueció cuando el aroma del mayor le llenó por completo y se deshizo por completo cuando sus labios fueron tomados por los contrarios, estaban ligeramente fríos pero no resecos y seguían siendo tan buenos como los recordaba.

Un quejido murió en su garganta cuando el alfa mordió el labio inferior y luego lo succionó, se sentía demasiado bien y empezaba a desear más así que sin pensarlo sus manos se aferraron a los anchos hombros del mayor, los apretó suavemente cuando sintió las manos de este ceñirse sobre su cintura y, aunque anheló llegar a más, el sonido del ascensor les hizo separarse abruptamente, como si sus cuerpos quemasen.

Las puertas se abrieron y una pareja mayor ingresó, la mujer mirando al alfa con ligera molestia, pues era su aroma el que predominaba en aquel espacio, luego miró al omega y arqueó una de sus cejas haciendo que las mejillas del menor se tiñeran más de rojo.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora