𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟯𝟭

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Las manos de Jisung habían iniciado un tortuoso vaivén que lograron sacarle más que unos cuantos gemidos al mayor, los ojos dorados le miraban atento, como si buscara capturar toda la imagen erótica que era el alfa en esos momentos.

—J–Jisung...—gruñó.

El mencionado había bajado, la punta de la lengua pasando por su glande haciendo que se aferre con fuerza al borde de la bañera, podía notar que el agua empezaba a desbordarse debido al movimiento y, aunque cruzó por un momento en su mente el tener cuidado cuando salgan, se vio nublado por la ola de placer que le golpeó. Jisung había tomado una bocanada de aire para poder empezar una felación más sus pulmones fueron traicioneros y no aguantó, tosigoso se alejó.

—N–No hagas algo que no puedes...—la voz de Minho era ronca y profunda—. Ven.

Se acercó al alfa, jadeando cuando sus labios fueron acaparados por los contrarios, un beso lento pero posesivo dando inicio, Minho podía sentir su propio sabor en la boca ajena pero no le importaba, nada de lo que hiciera con Jisung le disgustaba. Sintió las manos del omega ejercer un poco de presión sobre los hombros así como también notó que empezaba a colocar sus piernas a cada lado de las caderas ajenas.

Emitió un suspiro sobre los labios contrarios al sentir los suaves movimientos que el peliazul comenzaba a realizar sobre su ya erecta entrepierna, pudo apreciar la humedad en aquella zona pero se la atribuiría al agua que les rodeaba, un gruñido mientras apretaba más al omega sobre su cuerpo, escapó de sus labios. Estar en el interior del menor siempre sería una experiencia exquisita.

—Muévete —ordenó.

Con ayuda de Minho empezó a mover sus caderas, provocando que un gemido ronco escape de ambos, las manos del mayor sobre su piel se sentían calientes a pesar de que la propia ya parecía arder, escondió el rostro en la curvatura del cuello ajeno sin perder el ritmo de los movimientos que había iniciado; sintió los labios ajenos empezar a dejar besos delicados y suaves sobre la piel de su hombro que se encontraba expuesta haciéndole suspirar.

Un gemido murió sobre la nívea piel del mayor cuando sintió la mano contraria tomar su miembro y empezar a masajearlo, haciendo que una corriente recorra toda su columna y enloquezca a su lobo; con la mano libre ejerció presión haciendo que no pueda moverse, dejando que solo él tenga que levantar su cadera para llegar hasta el punto dulce del menor, sonrío cuando este gimió agudo y salió de su escondite para arquear su espalda, las manos de este sobre sus hombros, clavando un poco las uñas que tenía.

—M–Más...—jadeó.

Minho notó un dejo de color gris en los orbes ajenos, sorprendiéndose un poco por ello pues, aunque era tenue y el dorado aún seguía siendo el dominante, eso significaba que el menor empezaba a tomar un poco más de control sobre sí mismo.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora