𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟰𝟵

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Jisung se estiró con pereza entre las sábanas, su corazón aún dolía y el lobo gimoteaba de vez en cuando pero él no soltaría una lágrima más, los ojos le ardían lo suficiente como para seguir haciéndolo. Miró la hora y sonrió, había dormido hasta las once de la mañana sin ninguna interrupción, se sentía perfecto.

Apenas puso un pie fuera de aquella habitación escuchó pasos agitados en la sala, frunció el ceño y se encaminó para allá, pestañeo un par de veces hasta que sus ojos se acoplen a la cantidad de luz que había en el lugar.

—¿Hyo–jong hyung? —llamó.

El alfa volteó y lo miró, confusión y pánico cruzando su rostro.

—¡Joven Han! —exclamó sorprendido—. ¿Dónde estaba?

Quiso reír pero la preocupación en la voz de este no se lo permitió, un bostezo escapó de sus labios mientras se estiraba un poco más, todo bajo la atenta mirada del alfa. 

—Aquí —barboteó—. ¿Dónde más? —frunció el ceño.

—¿Aquí? —preguntó.

—Eso fue lo que dije —cruzó los brazos—. Estaba en uno de los cuartos vacíos —enarcó una de sus cejas—. ¿Por qué?

Hyo–jong suspiró pesado, pasó las manos por su rostro mientras negaba, parecía que en cualquier momento pegaría un grito al silencio, le miró alejarse a la par que tomaba su celular y hacía una llamada.

—Iré a tomar un baño hyung —soltó—. Saldré a dar una vuelta.

Se dirigió a la habitación del alfa, inhalando profundo antes de ingresar, se sorprendió al encontrar la habitación vacía y hecha un desorden, más de lo usual. Habiendo ignorando todo eso se dirigió al cuarto de baño, prendiendo el agua caliente y dejando que el vapor llene el lugar, dejó escapar un suspiro cuando el agua chocó contra su piel, le hacía bien esto.

Enrolló la toalla alrededor de su cintura mientras con una más corta secaba sus cabellos, vio su reflejo en el espejo y una sonrisa triste surcó sus labios, dejó una suave caricia sobre este.

—¿Me veré mal cuándo empieces a crecer? —murmuró.

Negó suavemente, no pensaría en esas cosas, al menos no en ese día, solo quería salir y despejar su memoria, abrió la puerta para ir al armario a buscar lo que se pondría.

—¿Se puede saber dónde estabas?

Su lobo enloqueció con la voz del alfa más él ni se inmutó, siguió buscando en el armario tranquilamente.

—Te hice una pregunta —bufó.

Jisung volteó para mirarlo, notó que este ahora vestía diferente incluso sus cabellos grises se encontraban peinados hacia atrás, le miraba con el ceño ligeramente fruncido y por el aroma podía distinguir el malestar.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora