Han Jisung entra en el concepto de omega perfecto, siempre lo ha sido o, al menos, es lo que siempre creció escuchando. Su cuerpo volviéndose en el deseo de todo alfa pues al estar tan bien proporcionado es imposible no querer arremeter contra él, a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sintió las manos del alfa recorrer su cuerpo desnudo, solo jadeos, suspiros y gemidos salían de su boca ante el sutil tacto que el mayor le proporcionaba, amaba como se sentía pero ante el inminente calor que su cuerpo tenía, aquello dejó de ser necesario e incluso se volvía algo tortuoso.
Gimió agudo cuando sintió los dientes contrarios aprisionar uno de sus pezones haciéndolo arquear la espalda, la mano del alfa presionándolo para que vuelva a chocar contra el colchón, empezando a succionar de este con desespero, como si buscara que del pezón saliera algo. Jisung sentía su entrada humedecerse con cada succión que era propinada, así que, moviendo sus caderas rozó con el pantalón de chándal, sintiendo bajo este la erección del alfa.
Minho abrió los ojos con sorpresa al sentir la tela que lo cubría empaparse con aquella viscosidad que poseía el aroma de su omega intensificado, llevó la mano hacia la mancha húmeda y bajo la atenta mirada dorada levantó uno de los dedos a su boca, escuchando al omega jadear y removerse bajo él ante eso. El capuchino y miel eran su adicción.
—Quieto —demandó.
Si bien el alfa estaba en celo, podía controlarse mejor que el omega, las pupilas dilatadas destacando en aquellos ojos borgoña que le miraban con atención. El omega jadeó gustoso cuando sintió los labios ajenos posarse sobre su piel nuevamente, empezando a bajar por todo su pecho y dejando pequeñas mordidas que, quizá, demorarían un poco en sanar.
Minho sonrió con sorna cuando escuchó el gemido agudo que el menor soltó al sentir la lengua ajena pasar por la punta de su miembro, roja y goteante.
—A–Alf...mghm~ —gimió.
Se removió ansioso cuando la lengua del mayor recorrió todo el falo y luego, el calor de la cavidad bucal le llenó, se sentía jodidamente bien, soltó la erección ajena con un húmedo y obsceno ¡Pop! Que hizo al omega jadear, se mordió los labios cuando sintió al mayor bajar más hasta su entrada, soltando un suspiro tembloroso cuando le sintió lamerlo sin piedad.
Sus manos se aferraron a las sábanas mientras leves gemidos se le escapaban de la boca, sentir al alfa limpiándolo solo provocaba que su lubricante incrementase. Jadeó cuando sintió las manos del alfa anclarse a sus muslos y levantar sus piernas mientras las separaba, su entrada quedando más expuesta ante él, notó el desorden que era el mayor cuando entreabrió sus ojos, el mentón de este ligeramente embarrado con sus fluidos mientras que sus labios estaban hinchados.
—Sabes tan bien...
Aquel susurró provocó que liberase un gemido, el alfa volviendo a lo que estaba haciendo pero esta vez aprovechando de introducir un dedo en la cavidad anal del menor, arrancándole un jadeo de sorpresa por la intromisión y él gruñendo por la calidez que las paredes de este le ofrecían.
