𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟮𝟭

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Abrió sus ojos con pereza, la luz ingresaba ligeramente por el espacio de sus cortinas, sintió el aire fresco golpear con su somnolienta cara haciendo que se queje en voz baja, volteó en la cama, tanteó entre las sábanas y no encontró nada, abrió los ojos de golpe mientras se erguía sobre el colchón, arrepintiéndose casi de inmediato debido al dolor, su lobo gimoteó cuando se encontró solo.

—¿Jisung? —llamó.

El aroma del menor se encontraba ligeramente en el aire a comparación de las sábanas, entre quejidos suaves, por el dolor corporal, se levantó y empezó a buscar dentro de la habitación, encontrándose con que su baño había sido usado y su armario entreabierto ¿El omega estaba usando su ropa? Salió de la habitación, sosteniéndose de las paredes para caminar con facilidad, una presión instaurándose en el pecho cuando no había ni un solo ápice de que el menor siguiera ahí.

Camino a paso lento y, algo torpe, hacía la cocina para tomar un vaso de agua, llevándose una sorpresa cuando encontró un plato servido sobre la isla de mármol con un post–it sobre lo que cubría el contenido.

He hecho el desayuno porque presiento que sino no comerías.

Todo queda limpio, espero que descanses y mejores hyung.

Frunció el ceño ante el honorifico, aunque su lobo ronroneaba porque el omega, su omega, incluso lo cuidó hasta al despertar.

Te veré nuevamente en el trabajo, no hagas demasiado esfuerzo.

Llama a Félix, debe estar preocupado.

Con cariño Atentamente, Jisung

Rio al ver esa frase tachada, soltó un suspiro mientras dejaba el pequeño papel sobre el mármol y levantaba la tapa, el aroma de la comida hizo rugir su panza, olía delicioso y cuando llevó a su boca un bocado de los pancakes que este le había dejado, se sintió extasiado, sabía mejor de lo que se veía. Jisung era espectacular.

Trato de no devorarlo tan rápido más no logró contenerse, incluso su lobo emitió un quejido al ver que la comida que su omega había preparado ya se había acabado, soltó un suspiro mientras llevaba los platos para lavarlos. Era raro tener su casa tan silenciosa, se había acostumbrado a la presencia de su hermano y a las cortas visitas que Jisung había realizado.

Iba de regreso a su habitación cuando el timbre de su casa sonó, frunció el ceño ante ello, no esperaba a nadie y tampoco es como si deseara alguna visita en esos momentos, soltó un suspiro en modo de queja, necesitaba colocar una mirilla así podría saber quién estaba detrás de esta sin la necesidad de abrirla. Arrugó su nariz cuando la mezcla de champagne y pistacho llegó a esta.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora