𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟮𝟱

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El viaje a la casa del alfa había sido en silencio, uno sepulcral que logró atormentar un poco al lobo del menor, ahora se encontraba sentado en la sala mientras veía la figura del mayor dando pasos por el balcón, su ceño fruncido y los movimientos de manos que hacía le daban a notar su enojo pero no entendía porque ¿Qué había pasado? Todo estaba bien hasta que el aroma del menor se hizo presente, bajó la mirada a sus manos y suspiró.

—Listo, gracias —escuchó—. Hablamos luego.

Jisung levantó su mirada y posándola sobre el mayor, quien tomó asiento en el sofá diagonal a él, tenía las manos cubriéndolo el rostro pero por su aroma podía sentir una pizca de enojo y bastante confusión.

—Hyung...—llamó sin obtener respuesta—. Minho hyung.

Recibió como respuesta un pequeño sonido de garganta, soltó un suspiro algo molesto y se reclinó sobre el asiento.

—¿Puedo saber con quién hablabas? —le miró de soslayo—. Estás muy molesto...—arrugó su nariz.

—No es nada Jisung —habló.

—¿No? —arqueó una de sus cejas—. ¿Acaso no te das cuenta de cómo estás? —señaló.

El lobo del omega se removió incomodo cuando sintió la mirada fría caer sobre él más su parte humana ni inmutó, había recibido muchas de esas antes, una no haría la diferencia.

—Por favor —murmuró—. Lo que menos quiero ahora es hablar...

—Oh...—frunció el ceño—. Está bien.

Se levantó del lugar buscando el pequeño bolso que cargaba con él, al igual que el suéter que había tenido puesto, todo bajo la atenta mirada del alfa que parecía analizar cada movimiento que este realizaba.

—Me iré —soltó haciendo al alfa fruncir el ceño—. Búscame cuando quieras hablar.

—Dios...—escuchó al mayor quejarse—. ¿Quieres volver a tomar asiento?

—No —dijo con molestia—. Me iré y hablaremos cuando a ti se te dé la gana.

—Te pedí tiempo...—le miró con el ceño fruncido—. ¿No lo entiendes?

—Lo entiendo —habló, su aroma empezando a cambiar—. Pero explícame cómo demonios quiere que no te pida hablar después de tu reacción en aquel lugar —señaló—. ¿Podrías mínimo explicarme como conoces a Yang? —bufó al no tener respuesta, ni siquiera una mirada por parte del alfa—. Está bien —suspiró—. Nos vemos.

—¡Jisung! —gruñó haciendo al menor mirarle estupefacto—. ¿Quieres no presionar con ello? —bramó—. Sí no quiero hablarlo, no quiero.

El omega asintió en silencio, acomodó su bolso en el hombro y posó la mirada sobre el rostro ajeno.

𝗦𝗨𝗕𝗠𝗜𝗦𝗦𝗜𝗩𝗘 - 𝗠𝗜𝗡𝗦𝗨𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora