𝕌𝕟𝕒 𝕟𝕠𝕧𝕚𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝔻𝕠𝕤 [Hermanos Kawata x Tú]

Capítulo 28:

Volví, pero ya nada es igual.

Por favor, revisar el mensaje que dejaré al final de este capítulo.

6444 palabras.

_________

¡Esto no puede estar sucediendo!

Mi padre está aquí, lo está viendo con sus propios ojos en vivo y en directo, por fin conoce la verdad. La terrible realidad no tardó ni un segundo en azotar mi cuerpo, su mirada de decepción me atravesó el corazón en dos partes y me sentí completamente inútil por dejar a Souya expuesto y desprotegido ante la actitud de completa furia de mi padre, no hay manera de que yo pueda hacer algo para ayudarlo.

Perdóname.

El tiempo empezó a avanzar de manera lenta y tortuosa o al menos así lo estaba experimentando en mi aturdida cabeza. No logré negarme en ninguna instancia y de un segundo para el otro estaba siendo alejada de Souya. Quise gritar con todas mis fuerzas que no quería esto, que me dolía en el alma separarme de su lado, pero de mi boca no salía ningún sonido, parecía que mis cuerdas vocales no eran capaces de accionarse y solo estaban ahí, congeladas e inamovibles. Tampoco pude llorar al ver la brecha que se estaba formando entre nosotros, solo podía sentir el agarre fuerte en mi brazo y los tirones que me arrastraban hacía un supuesto lugar seguro. No estoy bien, no es lo que quiero, necesito frenarlo pero solo me mantengo quieta. Por otro lado, Souya está totalmente petrificado, sabe que aunque lo intentara mil veces y se animara a cambiarlo no podría hacer nada para oponerse a esta cruel escena, y es que luego de tantos años de esconderlo nuestra mentira se nos caía a pedazos ante mis ojos.

Por favor no lo odies a él, ódiame a mí.

Intenté por fin poner algo de resistencia pero fue inútil, solo seguí inerte escuchando todo distorsionado y confuso. Intentamos ocultarlo pero fallamos en nuestros intentos y es que nunca contamos con esta parte de la ecuación. Por muy apocalíptico que esto suene, se acabó para nosotros, mi padre odia rotundamente a los pandilleros y delincuentes lo cual no es un terror irracional, tiene sus motivos para hacerlo, una horripilante historia pasada es tristemente la prueba de ello. Pero a mí siempre me agradó llevarle la contraria, no seguí las órdenes y me consumieron mis propias falacias, perdí el juego por hacer tantas trampas sin sentido.

⎯ S-señor, discúlpeme por favor...-

⎯ ¡Nada de disculpas! Lo supe desde el comienzo, ustedes siempre me dieron mala espina⎯ Lo acalló mi padre con un tono de voz muy alto; veneno era lo único que de su boca podía salir. No había nada bueno para decir, solo un odio desmedido⎯ Traje a mi familia a este país para escapar de la delincuencia del nuestro y aquí también hay un montón de cucarachas ¡Aléjense de mi hija, asquerosos bandidos!

Tal parecía que por su mente solo cruzaban las crudas imágenes de lo que vivió, del maltrato, la sangre, todo mezclado con el dolor de una familia dividida. Souya no puede hacer nada contra eso, su naturaleza amable solo le permite pensar en poner la otra mejilla y dar por terminado el asunto, si eso le ayuda a sentirse mejor que así sea, recibió decenas de puñetazos en el pasado por lo que otro más no es un gran problema. Con ese pensamiento en mente no se inmutó siquiera al ver como mi padre alzó la mano y se preparaba para infligir un daño en su contra. Aquel golpe se preparó pero no llegó nunca a su destino, un grito y una interrupción abrupta fue lo que frenó aquel rencor enloquecido.

⎯ ¡¿Qué crees que haces?! No lo vas a lastimar mientras yo esté aquí⎯ Intervino mi madre con fiereza anteponiendo su pequeña complexión física entre Souya y mi padre.

Todos los presentes nos sorprendimos por aquella acción, ella miraba a su contrario como un rostro que no podía estar más alejado del miedo. No le temía, solo estaba furiosa por ver alzada la mano del hombre al cual ama amenazando cruelmente al chiquillo que prácticamente vió nacer. Entiende a su marido y siempre lo ha hecho, pero no era justo, nada de esto verdaderamente lo era.