Capítulo 7

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<<Los demás>>

Lo que había dicho Profecía no se asimiló hasta que Nocturno estuvo de pie en la cueva, a un corto vuelo de la fortaleza, frente a cuatro caras desconocidas y poco amistosas. Roja, verde, marrón y oro blanco.

<<Tienen un Ala Celeste>>, pensó Nocturno. <<Y un Ala Arenosa que parece un Ala Arenosa real>>. No había conocido a muchos Alas Arenosas en su vida, pero su ceño fruncido y su inquieta hostilidad la hacían lucir como lo opuesto a Sol.

-Los dragonets alternativos del destino,- gruñó Oráculo, examinándolos con expresión de disgusto.

-¿Quién es ese?- dijo el Ala Marina verde esmeralda, entrecerrando los ojos para mirar a Nocturno. -Se parece a ella. ¿Va a ser tan molesto como ella?- Señaló con la cabeza a Profecía.

-Este es Nocturno. Nocturno, estos son mis amigos,- dijo Profecía, ignorándolo alegremente. El Ala Celeste resopló y la Ala Arenosa puso los ojos en blanco. -Allí está Fulgor, el Ala Celeste, obviamente. El gordo Ala Lodosa es Ocre, la Ala Arenosa con la expresión amarga es Víbora, y el enano Ala Marina es Calamar-.

-¿Se ha metido en problemas?- Preguntó Calamar a Oráculo. -Le dije que se metería en problemas si salía de la cueva. Espero que la hayas golpeado-.

-¿Dónde has estado?- Víbora exigió al mismo tiempo, apuntando su cola venenosa hacia Oráculo. -Hemos estado aquí durante todo un día y medio y nadie nos ha revisado ni nos ha dado de comer nada que no sean los restos de una comida de hace tres meses-.

-La mayoría de los cuales vomitó-, dijo Fulgor sombríamente, señalando a Ocre.

-Fue horrible-, dijo Ocre. -Probablemente intoxicación alimentaria. Tienes suerte de que todavía esté vivo-.

-Mucha suerte-, coincidió Fulgor. -Ya que estuve extremadamente tentado de matarlo-.

-Por eso huele tan mal aquí-, ofreció Profecía. -¿Podemos mudarnos a una cueva diferente? ¡O, oooh, a la fortaleza!-

<<Si hay otro conjunto de dragonets, con todos los elementos que realmente están en la profecía, entonces nadie nos necesita en absoluto>>. La cabeza de Nocturno estaba dando vueltas. <<Pero si los Garras de la Paz los han tenido todo el tiempo, ¿por qué nos trataron de la forma en que lo hicieron? ¿Por qué mantenernos cerca? ¿Y por qué los Alas Nocturnas enviarían a un asesino tras nosotros?>>

Las piezas empezaron a encajar en su cabeza. <<Nos querían muertos para poder reemplazarnos con estos cinco. No estaría bien tener dos juegos de dragonets corriendo alrededor reclamando el destino>>. Luego pensó en la elección del momento oportuno y un escalofrío recorrió sus escamas. <<Tuvimos una oportunidad hasta que enojamos a Ampolla, hasta que yo la enojé. Fue después de eso cuando decidieron matarnos. Porque no logré convencer a los demás de que la eligieran como reina>>.

Oráculo miraba su rostro con atención, como si pudiera estar escuchando los pensamientos que recorrían la mente de Nocturno.

-Así que Mortífero venía por todos nosotros-, le dijo Nocturno.

-Su objetivo principal era la Ala Lluviosa-, dijo Oráculo. -Secundario, la Ala Marina. El resto de vosotros todavía sois negociables-.

Nocturno negó con la cabeza. -No puedes matar a Gloria y Tsunami. -Yo - yo no haré nada de lo que digas si eso sucede-. Sus garras temblaron como si el volcán retumbara bajo sus pies. Casi esperaba que Oráculo le cortara la garganta en ese momento.

-Ya veremos-, dijo Oráculo. No parecía muy preocupado.

-Tu verdadero problema es que mis amigos nunca te permitirán reemplazarme-, le dijo Profecía a Oráculo. -¡Fuimos criados juntos! ¡Somos leales los unos a los otros! ¡Se defenderán si intentas sacarme y meter a alguien más!-

-¿Reemplazarla?- Víbora dijo alerta. -¿Podemos hacerlo?-

-Hazlo-, dijo Fulgor. -Yo voto que sí-.

-Yo también-, dijo Ocre. -Parece tranquilo. Tranquilo sería genial-.

-¿Puedo ser yo quien la empuje por el acantilado?- Preguntó Calamar.

Profecía les dio a todos una mirada herida. -Muy gracioso, chicos.-

Nocturno tuvo la clara impresión de que no estaban bromeando. <<Pobre Profecía, pensó. <<Realmente cree que son sus amigos>>.

-¿También tienes visiones molestas todo el tiempo?- Calamar preguntó a Nocturno.

Nocturno movió torpemente sus garras, pero Oráculo lo interrumpió antes de que pudiera responder.

-Es posible que todos vosotros seáis "reemplazados"-, dijo como si la palabra tuviera un sabor desagradable en su boca. -Excepto tú.- Él asintió con la cabeza hacia Fulgor.

El dragonet Ala Celeste infló su pecho. -Ha. Y no lo olvidéis-.

Víbora le siseó. -Entonces, ¿por qué nos trajiste aquí?- le preguntó a Oráculo.

-¿Y cuándo podemos volver?- Preguntó Calamar.

Oráculo miró a Calamar con el ceño fruncido. Nocturno podía sentir que encontraba el Ala Marina inusualmente irritante. Se preguntó si eso significaba que los Alas Nocturnas podrían cambiar de opinión sobre Tsunami. Si la mantenían con vida, no tendrían que lidiar con este dragón como alternativa.

Por otra parte, Tsunami también podría ser inusualmente irritante.

<<Lástima que no funcione mejor para Oráculo>>, pensó Nocturno con una punzada de satisfacción. <<Dos Alas Nocturnas inadecuados. Dos molestos Alas Marinas. Pero dos Alas Lodosas y Alas Arenosas perfectamente bien>>.

Pensó que Sol estaba más que perfectamente bien, por supuesto. ¿Quién necesitaba una cola venenosa cuando era divertida, inteligente y más amable que cualquier otro dragón del mundo?

-Si queréis ser parte de esto, lo necesito ver de todos vosotros-, gruñó Oráculo, -Y eso es que podáis recibir órdenes, trabajar juntos y hacer lo que se os diga-.

-"Recibir órdenes" y "hacer lo que se nos diga" son lo mismo-, le dijo Profecía.

Él la fulminó con la mirada. -Eso es lo importante que es-. Sus ojos oscuros escanearon los dragonets que tenía delante. -Entonces. Vuestra primera prueba. Tú-, le dijo a Nocturno. -Todo lo que tienes que hacer, si puedes, es mantenerte con vida-.

-¿Qué?- Dijo Nocturno.

-El resto de vosotros-, dijo Oráculo. -Matadlo.- Movió la cola hacia Nocturno.

Todos los dragonets lo miraron durante un largo y terrible momento.

-¿No podemos matarla a ella en su lugar?- Preguntó Víbora, señalando a Profecía.

-Oooo, sí. Soy voluntario-, dijo Fulgor.

-No,- casi gritó Oráculo. -¿Que estáis esperando? ¡Eso ha sido una orden! ¡He dicho que lo matarais!-

<<Habla en serio>>, se dio cuenta Nocturno. Y luego Víbora se abalanzó sobre él, su cola venenosa se arqueó hacia adelante como la de un escorpión. En su otro lado, las garras de Ocre cortaron su ala, fallando por un pelo. Y Fulgor emitió el silbido de fuego que se acercaba que Nocturno recordaba de sus terribles sesiones de entrenamiento con Rapaz.

Oráculo probablemente esperaba ver inactivas las habilidades de lucha de Nocturno, pero a Nocturno no le importaba. Sabía que era mejor no confiar en ellos. También sabía que no podía hacer lo que hacía normalmente, que era congelarse y esperar que nadie se fijara en él.

Nocturno se agachó bajo el ala de Ocre, empujó a Calamar hacia Víbora, esquivó a Profecía y saltó fuera de la cueva.

El viento silbaba a través de sus alas mientras navegaba por el acantilado. Los gritos de los dragonets resonaron detrás de él. Sabía que estarían justo detrás de su cola.

Tenía que encontrar un lugar donde esconderse.

Alas de Fuego: El Secreto OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora