-Dos puertas más allá de la biblioteca-, murmuró Profecía. -Algo sobre una cámara del consejo-. Se detuvo en una intersección, mirando hacia ambos túneles y presionando sus garras juntas.
-Creo recordar dónde está la cámara del consejo-, dijo Nocturno. Había estado intentando crear un mapa de la fortaleza en su cabeza cada vez que salían del dormitorio. -Ese camino, si estoy en lo cierto-. El Señaló.
-Entonces vamos por ese camino-, ella dijo. -Creo que pasaremos la biblioteca de esta manera-.
-Biblioteca-, repitió Nocturno, finalmente escuchando lo que había dicho Mortífero. -¡Hay una biblioteca! ¡Profecía! ¿La has visto? ¿Cuántos pergaminos tienen?-
-Como un millón- dijo.
-¡Un "millón"!- Nocturno se sintió momentáneamente débil, pensando en un millón de pergaminos que nunca había leído. Sería como su sueño.
-Eso no es un dato real-, dijo Profecía, deteniéndose para darle una sonrisa divertida. -Solo quise decir "muchos", en realidad. No he intentado contarlos-.
-Muchos también es emocionante-, dijo Nocturno. Se sintió un poco tonto al emocionarse tanto con los pergaminos. Pero nunca había habido suficientes bajo la montaña. Había leído los mismos una y otra vez. Algo nuevo... algo con más respuestas, más información que necesitaba... eso sería todo.
-Aquí está-, dijo Profecía, deteniéndose en un alto arco abierto.
Nocturno miró hacia adentro, su corazón latía con fuerza. La sala era cavernosa, incluso más grande que la sala del consejo. En lugar de carbones abiertos en los nichos de las paredes, aquí la luz provenía del fuego que estaba cuidadosamente atrapado en globos de metal y se mantenía alejado de los pergaminos. Se esculpieron rincones cuadrados en la pared, hasta el techo, y en cada cuadrado había entre tres y seis rollos, cuidadosamente enrollados, etiquetados y organizados: ¡organizados! Con una marca al lado del cuadrado y un gran pergamino enrollado en una mesa principal como un catálogo. Pudo ver cómo funcionaba a primera vista y sus garras ansiaban apresurarse adentro y comenzar a leer.
-Eres muy adorable-, dijo Profecía. -Mírate a la cara, es como si alguien acabara de abrir una caja de tesoro gigante y fuera todo para ti-.
Así era exactamente como se sentía Nocturno, mirando todos estos pergaminos. Dio un paso pensativo hacia el interior y Profecía inmediatamente lo agarró por la cola.
-Oh no, no lo harás-, dijo. -Primero encontramos a la reina. Puedes volver y pasar la luna sobre los pergaminos mañana-.
-Si Oráculo me lo permite-, dijo Nocturno con nostalgia.
Profecía lo arrastró lejos de la biblioteca y se detuvo dos puertas más abajo, frente a una habitación redonda de piedra que estaba completamente vacía, sin ventanas y sin muebles y solo un nicho para brasas encendidas. La pared opuesta a la puerta era una extraña celosía de piedra tachonada de agujeros en forma de diamante no más grandes que las mariquitas.
-He visto esta habitación-, dijo Profecía. -Simplemente no supuse que era la sala del trono. ¿No debería un salón del trono tener un trono en él? ¿Incluso si nadie planea sentarse en él?-
-Tal vez haya un trono detrás de la pantalla de lava-, sugirió Nocturno.
-Hmm,- dijo ella. -Todavía parece que no debería llegar a llamarse salón del trono, entonces-. Se acercó a la pared de celosía y apretó un ojo en uno de los agujeros.
-¡Profecía!- Nocturno dijo, sorprendido. -¡Se supone que no debemos intentar mirarla!-
-Que no cunda el pánico-, dijo. -De todos modos, todo está oscuro allá atrás-. Inclinó la cabeza y probó con otro agujero más abajo. -Quizás haya algo brillando, pero parece fuego. No puedo ver a la reina. ¿Crees que ella está ahí? Ella golpeó la pantalla. -¿Hola? ¿Su Majestad?-
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Alas de Fuego: El Secreto Oscuro
AdventureLa exitosa saga ALAS DE FUEGO del New York Times vuela a la misteriosa tierra de los Alas Nocturnas, donde Nocturno debe enfrentarse a una terrible elección: ¿Su tribu o sus amigos? En las sombras, se están elaborando problemas... Los misteriosos Al...