Profecía y Nocturno regresaron al dormitorio en un cansado silencio. Esperaba, contra toda esperanza, que el amanecer estuviera más lejos de lo que había dicho Mortífero, pero tenía la sensación de que Oráculo respiraría con un calor furioso en su rostro en un lapso de tiempo horriblemente corto.
-Pobre Calamar-, dijo Profecía, haciendo una pausa fuera de la entrada del dormitorio. -Supongo que ahora tendremos que trabajar con tu Ala Marina-. Suspiró y regresó a su lugar para dormir.
Los escalofríos recorrieron las escamas de Nocturno como las nubes ondeando fuera del tragaluz. Tsunami. Esa era a quien tenía que advertir. Oráculo había dicho: -Tenemos otra Ala Marina. Solo tenemos que recuperarla de la selva-. ¿Ya la habían perseguido? ¿Lo habían intentado? ¿Estaba ella bien?
<<Puedo advertirla. Si no es demasiado tarde...>>
Se apresuró a su cama y escarbó entre las rocas hasta que encontró el diminuto agujero donde había escondido al visitante de sueños. Esta vez encontraría a alguien en la selva que lo escucharía. El tenia que encontrarlo.
Volvió a cubrirse con la manta y ahuecó la joya en sus garras, luego la apretó contra su cabeza. <<Tsunami. Por favor, que esté allí. Tsunami>>.
Como siempre, su primer pensamiento fue en Sol, y luego los otros pasaron por su cabeza: Tsunami, Cieno, Gloria...
Y luego cayó, de repente, a través de un cielo azul brillante y sin nubes. Abrió las alas de golpe, atrapando un viento en aumento, y miró hacia arriba.
Sobre él, brillando al sol, había cinco formas. Reconoció a Sol de inmediato: sus escamas doradas no podían confundirse con las de nadie más. Ella estaba jugando un juego de persecución en bucle con Cieno, su rápida agilidad superando sus alas gigantes, ambos riendo.
Tsunami y Gloria los rodearon, gritando sugerencias. Las alas de Gloria eran de color púrpura oscuro y llevaba una pequeña corona tejida de flores iridiscentes de color rojo rubí.
Y estaba el mismísimo Nocturno, volando junto con los demás y sonriendo como si nada pudiera estar mal. Se veía diferente aquí: más grande, más amable, más cálido de alguna manera. De hecho, todos lo hacían. Tsunami y Gloria rara vez sonreían tanto en la vida real; Cieno casi nunca era tan rápido o elegante.
<<¿De quién es este sueño?>> se preguntó, pero no era difícil de adivinar.
Sol se alejó de los demás como una libélula y se lanzó hacia él, radiante.
-¡Dos de vosotros en un sueño!- dijo felizmente. -¿Qué tan raro es eso?- Ella revoloteó a su alrededor, rozó sus alas contra las de él y luego volvió a subir para tirar de la cola de Cieno.
No se atrevió a hablar. Al estar cerca de ella, todo volvió rápidamente: cómo la había amado toda su vida y lo imposible que era todo, sobre todo porque eran de diferentes tribus.
Si pudiera obligarse a hablar, si pudiera advertirle sobre Tsunami, tal vez ella lo escucharía...
Pero el cielo azul fue tragado abruptamente en la oscuridad, y volvió a caer, hasta que estuvo rodeado de burbujas y una luz verde fresca.
<<Bajo el agua. Este debe ser el sueño de Tsunami.>>
Agitó sus alas y giró lentamente en el agua. Efectivamente, allí estaba ella, con sus garras envueltas alrededor del cuello de un dragón verde esquelético.
<<Agallas>>, recordó Nocturno. <<Su padre. El que mató en la Arena, antes de saber quién era>>.
Esto era una pesadilla. Su rostro estaba retorcido por la desesperación, nunca lo oiría así.
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Alas de Fuego: El Secreto Oscuro
AdventureLa exitosa saga ALAS DE FUEGO del New York Times vuela a la misteriosa tierra de los Alas Nocturnas, donde Nocturno debe enfrentarse a una terrible elección: ¿Su tribu o sus amigos? En las sombras, se están elaborando problemas... Los misteriosos Al...