Capítulo 27

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Parecía como si toda la tribu estuviera reunida en la playa debajo de él. Nocturno voló en un amplio círculo, escaneando a la multitud, hasta que vio a Grandeza y Profecía paradas en una roca, agitando sus alas e intentando llamar la atención de todos.

-¡Nunca nos dejarán pasar!- chilló un Ala Nocturna con largos rasguños a lo largo de su costado. -¡Tenemos que tomar la selva tropical por la fuerza!-

-No podemos luchar contra ellos-, gritó otro. -Se infiltraron en la isla, sacaron a todos nuestros guardias y escaparon con los prisioneros, y ni siquiera supimos que estaban aquí. Nos matarán en el momento en que entremos en ese túnel-.

El volcán lanzó otra ráfaga de rocas ardientes al aire, y muchos de los dragones negros se arrojaron al suelo con gritos de terror.

-¡Escuchadme!- Nocturno llamó, flotando sobre Grandeza. -Hay una forma de escapar de forma segura. Os prometo que los Alas Lluviosas os mostrarán misericordia si aceptáis a Gloria como vuestra reina-.

-¿Cómo puede una Ala Lluviosa liderar nuestra tribu?- gritó una voz que Nocturno reconoció como la de su hermana. Fauces ensanchó sus alas y agitó sus garras hacia él.

-Mejor de lo que puede la Reina Triunfal-, dijo Nocturno. -Desde que está muerta-.

Un silencio de asombro se apoderó de la tribu; todos lo miraron con incredulidad. Nocturno vio a Genio, saltando agitadamente de un pie al otro, con los brazos llenos de pergaminos. Y finalmente Nocturno vio a Oráculo en la parte de atrás, mirándolo con el ceño fruncido. La expresión del rostro del dragón gigante le dio escalofríos a Nocturno desde sus alas hasta la punta de la cola.

-Pero Grandeza...- dijo uno de los Alas Nocturnas sin entusiasmo.

-Ya he aceptado este plan-, dijo Grandeza. -Es la única forma de que nuestra tribu sobreviva-.

-Gloria se encargará de vosotros-, dijo Nocturno con firmeza. -Ella será una reina justa y equitativa, y vosotros estaréis a salvo en la selva tropical en lugar de estar atrapados aquí-.

El humo se había vuelto tan denso que resultaba difícil ver a los dragones frente a él. La ceniza gris fina cubría todas sus escamas e hizo que la arena resbalara bajo sus garras.

El volcán retumbó siniestramente.

-Yo lo haré-, dijo Garrazas desde el frente de la multitud. -Tiene que ser mejor que esto-.

-¿Cómo sabemos que no nos matarán a todos?- preguntó otro dragón.

-Confío en ella-, dijo Grandeza.

-Y adivinad qué es lo que realmente os matará a todos-, agregó Profecía, señalando. -Ese volcán. ¡Vamos, salgamos de aquí! ¡Todos saludad a la Reina Gloria!- Ella tomó el cielo, volando hacia el túnel.

-¡Reina Gloria!- Gritó Garrazas, saltando en el aire.

-¡Reina Gloria!- gritó otro dragón, y luego otro y otro.

Nocturno esperaba que Gloria pudiera oírlos. Esto tenía que ser lo más extraño que le había pasado en su vida: la tribu que siempre se suponía que era tan superior, ahora se inclinaba ante la más "inútil" de los dragonets.

Se lanzó delante de ellos hacia la cornisa y descubrió que los Alas Lluviosas se habían ido. En su lugar estaban Cieno, Tsunami y Sol, y sintió que respiraba un poco más profundo cuando los vio.

-Espero que sepas lo que estás haciendo-, le dijo Tsunami a Nocturno mientras aterrizaba a su lado. -Este es un plan terrible. No se puede confiar en los Alas Nocturnas-.

-Creo que es brillante-, dijo Sol cálidamente. -Creo que eres brillante. Creo que es la mejor idea del mundo-.

Nocturno ni siquiera había pensado en lo que Sol pensaría de su idea, por una vez. Él le dedicó una sonrisa tímida, complacido de haber hecho accidentalmente algo por lo que ella estaba tan emocionada.

Alas de Fuego: El Secreto OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora