La Aventura Continua...

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En ALAS DE FUEGO#6 "La Noche Más Brillante"

Sol se agitó furiosamente contra las enormes alas que la envolvían.

-Rápido, mientras están todos distraídos-, escuchó un siseo de voz. Una lluvia de gotas de lluvia golpeó la cabeza de Sol mientras el dragón que la sostenía se agachaba entre las hojas. Era difícil ver mucho más que escamas negras, pero Sol se dio cuenta de que la estaban arrastrando al bosque, lejos de los túneles y la multitud de dragones.

<<¡Pero tengo que asegurarme de que Nocturno esté bien!>> Arañó el brazo que inmovilizaba sus alas, pero el Ala Nocturna solo gruñó y la abrazó con más fuerza.

Las hojas mojadas chapoteaban y se deslizaban bajo sus garras. Por los sonidos a su alrededor, Sol supuso que había tres Alas Nocturnas, incluido su atacante, escabulléndose de la escena mientras todos estaban concentrados en Nocturno y Cieno.

<<Eso es... amenazante>>. Tal vez debería intentar averiguar qué estaban haciendo. Dejó de luchar y escuchó.

Los dragones se movían rápida y silenciosamente, incluso sin volar; en solo unos pocos latidos, Sol ya no podía escuchar lo que Gloria y Tsunami estaban gritando. Sus secuestradores también se movieron con determinación, como si conocieran bien el bosque.

<<Una patrulla de caza>>, pensó Sol con un escalofrío. <<Estos son probablemente algunos de los dragones que atravesaron el túnel para secuestrar a los Alas Lluviosas>>.

<<¿Qué quieren ellos conmigo?>>

-Aquí-, dijo uno de los dragones después de un rato, y todos se detuvieron. Incluso con la excelente audición de Sol, los dragones rugiendo detrás de ellos sonaban como truenos distantes murmurando en el horizonte. La lluvia caía cada vez más fuerte, y los omnipresentes ruidos de insectos de la selva tropical se habían ocultado.

Sol fue arrojada al suelo, el barro aplastándose entre sus garras y salpicando su cola. Ella se levantó de un salto y siseó al dragón que la había estado cargando. Apenas la miró antes de volverse hacia los otros dos.

-¿Ahora que?- él demando. -Todo el plan está arruinado. No me quedaré aquí para inclinarme ante una dragonet Ala Lluviosa-.

-Yo tampoco-, dijo una de las otras, una dragona que era poco más que una dragonet. Sol supuso que tendría unos nueve años. Estaba sucia, mojada, huesuda y encorvada, y sin embargo, cuando resopló una llamarada, Sol pudo ver que sus ojos brillaban con obstinada ferocidad.

-¿A dónde se supone que debemos ir?- siseó el último dragón, otro macho, mucho menos musculoso que el que había estado cargando a Sol. Le faltaban algunos dientes y su cola estaba doblada al final, como si una vez se hubiera roto y luego arreglado incorrectamente. -Nos prometieron la selva tropical. Aquí es donde quiero vivir, pero no como dragones de segunda clase. ¡Imaginaos, Alas Lluviosas diciéndonos qué hacer!-

-Bueno, la tenemos, como sugeriste-, dijo el macho grande a la dragonet, moviendo un ala hacia Sol. -Entonces, ¿Qué hacemos con ella?-

La dragonet Ala Nocturna azotó su cola y entrecerró los ojos hacia Sol. -La usamos como moneda de cambio. Podemos mantenerla como rehén hasta que se lleven a toda nuestra tribu a la aldea de los Alas Lluviosas y nos hagan reina a uno de nosotras-.

-¿Como quién?- dijo el otro macho. Escupió una pequeña llama en la rama que goteaba sobre su cabeza. -Grandeza es débil y no luchará por ella. La reina Triunfal no tenía hermanos ni hermanas ni otras hijas. No hay nadie más para reclamar el trono-.

-Lo seré yo-, dijo la dragonet. -Si esa Ala Lluviosa puede ser la reina, ¿por qué no yo? Soy más grande que ella-.

-Cierto- gruñó el grande detrás de Sol.

-No te darán nada a cambio de mí-, dijo Sol. -No soy nadie. Solo una Ala Arenosa de aspecto extraño con una cola inútil-. Ella cerró la boca de golpe. Había estado diciendo cosas así toda su vida, pero nunca se había sentido mal por eso hasta hoy. Si no había profecía, eso significaba que ella realmente tenía un aspecto extraño e inútil.

<<No, no es así como funciona. Me veo rara porque tengo un destino. Hay una razón por la que soy así. Tiene que haberla>>.

Los Alas Nocturnas la miraron con expresiones escépticas.

-Eso sería molesto-, dijo el grande. -Estaría bastante enfadado si llevo esta cosita por el bosque y me rasguño las escamas sin ninguna razón. Fauces, pensaba que habías dicho que valdría algo-.

<<¡Fauces!>> Sol recordó lo que Nocturno les había dicho sobre los dragonets que había conocido mientras estaba atrapado en el reino Ala Nocturna. ¿No era Fauces su media hermana?

-Lo será si es quien creo que es-, dijo Fauces. Golpeó a Sol dolorosamente en las costillas. -¿No eres Sol? Nocturno parloteaba una y otra vez sobre una tal Sol cada vez que dormía-.

Sol parpadeó, demasiado sorprendida para responder.

-Sí, esta es ella-, dijo Fauces. -Mi hermano está totalmente enamorado de ella. Él aceptará cualquier cosa para recuperarla-.

<<Eso podría ser cierto>>, pensó Sol con alarma. <<¿De verdad habla de mí mientras duerme?>> Solo habían pasado unas pocas horas desde que se paró en el claro de la selva, en medio de dragones que se preparaban para invadir la isla Ala Nocturna, y Nocturno le había dicho que la amaba, que siempre la había amado.

Pero era Nocturno... su dulce, inteligente y ansioso amigo... y nunca había pensado en él de esa manera. Todavía era difícil para ella creer que lo decía en serio. Ninguno de los otros dragonets la tomaba en serio. Ella siempre había asumido que él era de la misma manera, que él pensaba que ella era demasiado pequeña y alegre para que valiera la pena escucharla.

<<Enfócate. No dejes que te utilicen para herir a tus amigos>>.

-¿No viste las heridas de Nocturno?- ella dijo. -Está demasiado herido para tener algo que decir en lo que sucederá a continuación. Y Gloria no podría preocuparse menos por mí. Acéptalo, no puedes usarme. Deberías regresar y reunirte con los otros Alas Nocturnas-.

-Buen intento-, dijo Fauces.

-¿Y si ella tiene razón?- dijo el Ala Nocturna con los dientes faltantes. -¿Qué pasa si no la quieren? ¿Qué pasa si nos exponemos y luego simplemente nos matan?-

-Aleteo no les permitirá hacer eso-, dijo Fauces, acercándose al fornido dragón.

<<Son pareja>>, se dio cuenta Sol. Una pareja realmente extraña. Aleteo era casi el doble del tamaño de Fauces, pero seguía volviéndose hacia ella y agachando la cabeza como si estuviera esperando que ella le diera órdenes.

-Sé cómo podríamos averiguarlo-, dijo el otro macho. Sacó algo plano, brillante y de forma ovalada de debajo de su ala. A la luz de la luna, brillaba como un cristal negro pulido y encajaba perfectamente entre sus garras delanteras. La lluvia pareció desviarse para evitar caer sobre ella.

-El Espejo De Obsidiana-, dijo Aleteo con un siseo de admiración. -Buen trabajo, Depredador. Me preguntaba si alguien pensaría en salvarlo-. Se inclinó y tocó la superficie lisa con una garra. -No es de extrañar que no fuera Grandeza. Estaba más preocupada por salvar sus propia escamas-.

-Ella nunca lo usó de todos modos-, resopló Depredador. -Incluso cuando necesitábamos saber qué estaban haciendo los Alas Lluviosas. Dijo que no confiaba en nada que viniera de un animus. No creo que la reina supiera que no lo estaba revisando-

-No funciona tan bien como antes-, dijo Aleteo. -Todo el mundo cree que Terremoto le hizo algo antes de desaparecer-.

-¿Y qué es?- Preguntó Fauces.

-Un tesoro muy antiguo con el toque del animus-, explicó Aleteo. -Esta fue una de las cosas más importantes que tuvimos que salvar de la sala del tesoro cuando el volcán entró en erupción y enterró esa parte de la fortaleza, cuando yo era un pequeño dragonet. Lo usamos para... Se detuvo y miró a Sol. -Mmm.-

-No te preocupes, la mataremos antes de que pueda decirle a alguien algo importante-, dijo Depredador.

<<Adelante, inténtalo>>, pensó Sol con fiereza. <<Nadie más lo ha logrado todavía>>.

Alas de Fuego: El Secreto OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora