Maraton 3/6 -Regalo-
Capítulo 24.
-Eeh...no sé cocinar.- dije. Era verdad.
-Las mujeres siempre saben cocinar.- rio y se alejó de mí, sentándose de nuevo en su asiento.
-Bueno, no todas las mujeres. Yo no sé.- me encogí de hombros.
-Sólo haceme algo, por favor.- sonrió. Genial.
-Está bien, ¿qué querés?- pregunté. Yo sé lo que quería y eso era besarlo.
-Quiero un sándwich.- dijo. Bueno, eso era fácil.
-Está bien. Vení.- le dije y salí del auto. Él se levantó conmigo, dejando el auto estacionado por ahí, y regresamos a casa. Llegamos hasta la cocina, y mientras yo sacaba cosas de la heladera para hacer el sándwich de Zayn, él se sentó en la barra de la cocina. Escuché la risa de Zayn.- Apuesto que te estás riendo de mí por tenerme como tu sirvienta, ¿no?- le pregunté sin darme vuelta y siguiendo con lo que estaba haciendo.
-No, ¿cómo creés?- preguntó mientras se seguía riendo.
-¿Entonces de qué te reís? Digo...si se puede saber.-
-De nada.- se bajó de su silla y vino hacia mi lado. Sentí que me miraba, pero no se me ocurrió mirarlo yo a él. Tenía que concentrarme en esto para poder sacarme de mi cabeza la imagen de su boca sobre la mía. ¿Qué me estaba pasando?
-Nunca hiciste un sándwich, ¿verdad?- preguntó. ¿Qué, acaso se cree que soy de MasterChef?
-No.- negué con la cabeza.- ¿Cómo lo sabés?- pregunté.
-Porque primero se pone la lechuga, el tomate y luego el pollo.- dijo como si fuera obvio.
-No entiendo.- dije. Daba igual el orden en el que estaban. Al fin y al cabo, lo iba a comer todo entero, no por partes.
-Así.- se puso detrás mío y de nuevo agarró mis manos. Sentí calor por un momento. Él estaba enredándome con sus brazos. Empezó a hacer su propio sándwich, pero usandos MIS manos. Estaba respirando justo en mi cuello y no sé si lo hacía a propósito o sin querer, pero me gustaba.-Listo.- dijo y movió de mi lado. ¿Acaso me estaba provocando? Lo miré fijamente y luego corrí mi vista, al ver que me miraba pícaro.
-Acá tenés.- le entregué el plato que contenía el sándwich.
-No vale, yo lo hice.- rio. ¿Era broma? Me costó hacerlo, sobre todo sobrevivir a que Zayn se ponga detrás de mí. Me acerqué a él sin dejar mucho espacio entre nosotros.
-Más te vale que te lo comas, porque te lo hago tragar.- luego de decir eso, fui de vuelta hacia el auto. Zayn me siguió y subió al auto con el sándwich y todo. No me importaba, era su auto. Si él lo ensuciaba, luego él lo limpiaría.
-¿Querés seguir?- dijo.
-No, ya estoy cansada.- dije. Miré la hora y vi que eran las seis de la tarde. Estuvimos casi toda la tarde con mi locura de manejar y sus estúpidos juegos.
-Bueno, pues yo no. Quiero seguir.- Pff. ¿Quién lo entendía?
-Está bien, pero sólo un rato más.- lo apunté con el dedo y seguimos.
-Bien.- dijo. Se sentó lo más cómodo que pudo en el asiento y se puso a comer su sándwich.-¿Querés?- me dijo.
-Sí, tengo hambre, pero no pienso compartir eso con vos.- señalé el sándwich.
-Ni que tuviera lepra.- comentó. Su comentario hizo que soltara una pequeña risita.-Si no querés, entonces vas a tener que aguantarte el hambre.- Prefería aguantarme.
-Me voy a aguantar. Ahora, sigamos con esto, tengo tarea que hacer.- dije.
-Bueno. Quiero que hagas lo que te enseñé antes.- dijo. Bueno, era fácil, pero si todo se descontrolaba, podía terminar con la vida de su auto. Puse mis pies y mis manos como él me había dicho y luego arranqué lo más lento que pude, hasta terminar de nuevo en mi casa.
-¿Y?- pregunté a Zayn.
-Eso estuvo...bien. Pero ahora quiero mi otra condición.- dijo. ¿Cuántas cosas más tenía que hacer? ¿No le bastaba con todo lo que hice antes?
-A ver...¿cuál?- pregunté.
-Quiero un beso.- me dijo. ¡Al fin! Lo que deseé toda la tarde.
-¿Un...un beso?- dije con "miedo".
-Sí. Vamos, ___Tn. Estuviste deseando besarme toda la tarde. ¿Creés que no me di cuenta? Y lo sé, porque yo también estuve deseando hacerlo toda la tarde.- dijo. ¿En serio? ¿Entonces por qué no lo hizo?
-Zayn...no...- dije. ¡Tonta, tonta, tonta! No hizo caso a lo que le dije y se acercó a mí cada vez más. Quisiera poder negarle el beso, pero es que no podía. Siempre me provocaba, sin importarle ni mi edad ni la cuestión de que seamos hermanastros.
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Sigue corazón