Con cuidado de que la cama no se moviese mucho, me acosté a su lado. Se movió un poco, pero cuando le acaricié un poco el cabello, se volvió a dormir. ¿Qué puedo decir? Esto era lo que quería y aunque me encantaría que ella estuviese despierta, prefería no arruinarlo. No quería que me echara a patadas.
Ella me dio la espalda y la abracé por detrás, sintiendo su piel fría, igual que el piso. Pude sentir que tenía mucho frío, pero no quería taparnos. Se movió un poco y me miró con los ojos entrecerrados. ¡Rayos! Ahora sí que estaba en problemas. Iba a echarme como los mejores. Le dejé un poco de espacio con mis brazos y se dio la vuelta.
-Zayn, ¿qué ha...- la interrumpí con un dulce beso que no quería que nunca haya terminado. Nos separamos y me miró confundida.
-Ya me voy, no hay problema.- me estaba por levantar, pero ella me sostuvo del brazo. Sí, sí, sí, sí.
-No, Zayn. Quedate, por favor.- pidió. ¿_______ estaba borracha ahora? ¿O me lo estaba pidiendo de verdad?
-¿Que me quede?- pregunté para ver si no era un sueño.
-Sí.- susurró. ¡Genial, lo que quería!
-Está bien.- dije. Ella me sonrió y apoyó su cabeza en mi pecho. Bien, ahora podía dormirme feliz. Muy feliz.
****************
*Narra _______*
Desperté aún con la ropa de anoche, pero estaba descalza, un poco despeinada y mi maquillaje estaba corrido. No lo puedo creer. ¿Zayn me vio así la noche anterior? ¡Qué vergüenza!
Entré en el baño, me di una ducha y me cambié para quedar más presentable.
Bajé las escaleras. Ya luego me encargaría de acomodar mi habitación, pero ahora no tenía muchas ganas. Entré en la cocina y vi a Zayn desayunando. Para él desayunar era comerse un alfajor.
-Gracias.- le saqué el alfajor y le di un beso en la mejilla. Él tenía la boca llena, se le notaba en las mejillas. Me miró confundido y apenado porque le saqué el alfajor. Me lo metí en la boca y me limpié las manos. No quedaba mucho, pero estaba rico.
-Mi..mi..alfajor.- hizo puchero y me miró apenado.
-Lo siento. Por cierto, estaba rico.- lo miré sonriendo y me dio un corto beso. ¡Santo cielo!
-No más rico que eso.- tenía razón. ¡Rayos! Y eso que la mañana apenas empezaba.
-Son las tres de la tarde.- dijo. Retiro mi frase.- ¿Hay algo que quieras hacer?- preguntó.
-Mmm...no lo sé. ¿Vos?- pregunté lo mismo.
-Vayamos de compras.- dijo y yo me empecé a reír.-¿De qué te reís?- preguntó como si nada hubiese pasado.
-¿Vos, de compras?- seguí riendo y él entrecerró los ojos.
-Dije eso porque busqué algo que a vos también te guste. No puedo pedirte que miremos fútbol.- dijo obvio. Tenía razón, pero me gustaba reírme de él. En el buen sentido, claro.
-¿Me dejás manejar?- le pregunté. Me miró con sus ojos bien abiertos y le regalé una sonrisa nerviosa.
-¿Estás loca, no? Decime que sí, por favor.- pidió juntando las manos, como si estuviese rogando.
-No, es en serio.- le dije.- Dale, por favor, dejame.- le pedí juntando las manos y haciendo puchero con la boca.
-No, ______. No.- dijo. Parecía serio, como si no pudiese hacerlo cambiar de opinión. Pero yo tenía un arma secreta y él sabía cuál era.
-¿Y si te doy un beso?- dije enredando mis brazos en su cuello. Vi cómo se tensó y sonreí victoriosa.
-Me gustaría, pero no creo que funcione para esto.- me tuve que soltar de su agarre. Si no funcionaría, no tendría sentido, aunque tenía muchas ganas de hacerlo