-Mamá, voy a salir.- le avisé, no le pregunté.
-¿A dónde?- preguntó ella.
-A ver a Perrie, ¿algún problema?- Perrie es una chica que estoy conociendo y que mi mamá ya conoció.
-Esa chica no me gusta para nada.- me dijo y la fulminé con la mirada.
-Mamá, no te pregunté si te gustaba o no. La voy a ver y punto.- agarré mi celular y salí de mi casa. Ella también saldría, ¿por qué yo no? Mi hermana, Safaa, se había quedado a dormir en lo de mi tía, ya que ahí estaban mis primas y mis primos, que se llevaban muy bien. Jugaban todo el tiempo juntos, lo que por un lado era bueno para mí, porque si mi hermana se quedaba en mi casa pediría que juegue con ella.
Salí algo apresurado. Eran las once de la mañana y Perrie de seguro ya tenía que entrar a su clase de actuación. Ella estudiaba actuación desde los diez años según lo que me dijo. Tal vez la acompañe, no lo sé. Conocí a Perrie hace tres meses, en una fiesta que mamá hizo por su cumpleaños. Era la hija de una de las amigas de mi mamá, las "viejas chusmas", como yo les digo. Siempre se la pasaban chusmeando y todavía no tenían ni setenta años. Perrie es rubia, con el pelo celeste en las puntas. Eso me encanta.
Tiene los ojos celestes y una hermosa sonrisa. Me tiene como loco.
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*Narra ______*
Amaba andar en bicicleta y sentir el viento en mi espalda. Hace mucho no andaba, no desde la última vez que me caí y me tuvieron que poner un yeso en el pie por dos meses. Ni siquiera quiero recordarlo, me da vergüenza saber lo inútil que puedo ser.
Iba por la vereda de mi barrio muy concentrada en mi camino, hasta que un chico venía corriendo como loco, como si le hubiesen robado, o peor...como si él hubiese robado. Traté de esquivarlo, pero se me era imposible. No podía ir por la calle y el freno de mi bicicleta estaba fallando.
No sé si fue por el miedo a chocarme o simplemente por mi perfecta idiotez que cerré los ojos con fuerza, y lo único que pude escuchar fue el metal de mi bicicleta chocar contra la acera de la calle y la voz de alguien quejándose. Abrí mis ojos, primero uno y luego el otro lentamente, y vi a un chico tirado en el piso y yo a un lado de él, con la bicicleta encima nuestro y una rueda de esta girando. Hice una mueca de dolor y luego vi al chico.
Parecía de unos veinte y tantos años. Tenía barba de unos tres días, su pelo negro estaba recogido en forma de jopo, sus ojos eran mieles acompañados de unas muy largas pestañas y tenía aros en sus orejas. Era lindo.
Me levanté y deje la bicicleta a un costado, para luego ayudar al chico de pestañas largas a levantarse. Me miró como si yo lo hubiese matado o algo parecido. No tomó la mano que le ofrecí y se terminó levantando solo, sacudiendo sus negros pantalones.
Me miró un buen rato y luego decidí hablar para romper el silencio incómodo que se estaba ocasionando. Después de todo, todo había sido mi culpa. Bueno, una parte mía y otra de mi torpeza. A veces me asusta lo torpe que soy.
-Lo siento.- dije ruborizada.
-¿Lo siento? ¿En serio? ¡Arruinaste mi ropa!- lo miré con el ceño fruncido y la boca abierta. ¿En serio un hombre se preocupaba por su ropa? Bueno, no lo culpo. Tal vez sea gay.
-Bueno, lo siento entonces por arruinar tu perfecta ropa.- dije algo enojada.
-No lo sientas. Ya está.- se sacudió por última vez y miró mi bicicleta.- Nunca había visto una persona que conduzca una bicicleta con los ojos cerrados.- luego de que diga eso, deseé que la tierra me tragara. En eso le doy la razón. ¿Quién puede ser tan tarado como para conducir con los ojos cerrados? Podría haber matado a alguien.
-Es que...eh...entré en pánico.- me miró con cara de confundido.- No sabía lo que hacía, ¿sí? No todos los días chocás a una persona con una bicicleta. No sabía qué hacer.- me encogí de hombros.
-Bueno, tené más cuidado la próxima. A ver si matás a alguien.- lo fulminé con la mirada, pero no dije nada.- Me quedaría...hablando con vos, pero tengo que irme.- dijo con un tono algo irónico. Este chico estaba comenzando a caerme mal. Cuando estuvo a punto de irse, lo detuve.