8. I'm afraid

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El siguiente día Pierre se despertó con un dolor de cabeza enorme. Todo en la habitación le daba vueltas.

"La resaca es una mierda."

Salió del cuarto que, como no se fijó en nada y se fue directo a la cocina, creía que era suyo. Pero ahí le esperaba un desayuno listo y un japonés sentado en el sofá, que no lo notó llegar.

- Hola Yuki, ¿qué haces aquí? ¿Ha pasado algo? - La cara de confusión se le notaba desde la luna.

- Yo creo que esa pregunta te la tendría que hacer yo, este es mi cuarto. - Se rió al notar al francés mirando a todos lados para confirmar eso. - Ayer a la noche viniste aquí después de la fiesta. Supongo que no te acordarás de nada...

Pierre notó sus mejillas arder. ¿Cómo que ayer vino al dormitorio de Yuki y durmió en su cama? Rezaba porque su yo borracho no hubiese confesado el pensamiento que había estado rondando por su mente constantemente.

- Tengo unos vagos recuerdos de la fiesta, pero no recuerdo haber venido aquí. Dios, qué vergüenza... lo siento mucho si te he molestado o algo.

- Para nada, además entraste y te quedaste dormido al instante.

- Eso es muy típico de mí. - Se rió el rubio, todavía sin creérselo del todo.

- ¿Tienes hambre? Te he preparado el desayuno y te he dejado un ibuprofeno para el dolor de cabeza. Ah, y casi se me olvida, la camiseta con la que viniste ayer estaba manchada, así que no tuve más remedio que quitártela. Se está lavando.

- Muchas gracias en serio, no tendrías que haberte molestado. - Se sentó en la mesa, y Yuki se levantó del sofá para acompañarle en el desayuno.

- Bueno... ¿Y cuándo tienes el avión de regreso? - preguntó curioso.

- Hoy a la noche, así que todavía tengo toda la mañana para descansar, y al mediodía empacaré las cosas y ya iré directo al aeropuerto. ¿Y tú?

- Yo lo tengo mañana. No tengo nada para hacer, así que si quieres te puedo ayudar a preparar las maletas.

- Eso sería de gran ayuda, gracias. Si no es molestia, claro. Eres muy amable, por todo. - Le agarró la mano y la apretó gentilmente en forma de agradecimiento, aunque notó que Yuki bajó la cabeza avergonzado, así que la quitó enseguida. - ¿Y qué te parece ver una película a la mañana y luego ir a mi cuarto?

- Me parece bien. ¿Alguna recomendación?

Después de discutir entre poner El silencio de los corderos o El sexto sentido, se decantaron por la primera, que fue la que Pierre eligió y, a pesar de haberla visto más de tres veces, no le importaba verla una cuarta.

Conectaron el Amazon Prime a la televisión y bajaron las cortinas y persianas para ambientar la sala. Se sentaron en el sofá uno al lado del otro y comenzaron a verla.

La película estaba maravillando al menor, que aunque fuera vieja tenía unos efectos visuales muy realistas. Su expresión pasó de intriga a miedo, de miedo a felicidad y de felicidad otra vez a intriga varias veces. Pero no fue hasta casi el final de la película donde este se inquietó por todo lo que estaba viendo, y un movimiento repentino hizo que su cuerpo se pegase al del rubio. El corazón de este último empezó a acelerar, y rezó para que no lo escuchara. Se burló de él un momento, llamándole miedica, para que no se notara su nerviosismo al tenerle tan cerca. Pero en el momento de un susto Yuki saltó y se echó más para atrás, pegando su cabeza al pecho de Pierre, a quien se le cortó la respiración por un momento.

- Ya, ya, tranquilo. No hay más sustos en la peli - Se rió suavemente mientras le acarició ligeramente la cabeza.

- Espero que digas la verdad, porque otro susto más y no lo cuento.

It's not the end of the story - YukierreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora