11. Let me tell you a story

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A la mañana siguiente Pierre fue el primero en despertarse. Estaba atrapado entre los brazos de Yuki, por lo que no se movió y lo único que hizo fue disfrutar el momento mientras durase. La verdad es que nunca creyó en esa posibilidad, en ser correspondido por su compañero de equipo. Pero ahí estaba, entre sus brazos, y después de haber conseguido llegar hasta ese punto no quería separarse por nada en el mundo.

Ahí, en la oscuridad de la habitación en donde apenas se veía nada, Pierre se concentró al máximo para poder verle la cara al que tenía al lado. Se concentró en sus tan tiernos rasgos, en su perfecta nariz y mandíbula, con la boca semiabierta soltando una respiración profunda. Tenía una expresión relajada, sin parecer tener ninguna preocupación por nada. Así estuvo, descubriendo nuevos detalles que lo iban maravillando cada vez más del dueño de su corazón, hasta que este finalmente despertó.

Se sorprendió un poco al sentir a Pierre mirándolo embobado, pero no dijo nada y le plantó un corto beso en los labios.

- ¿Qué tal has dormido? - Le acarició la mejilla con el dedo índice al de ojos azules.

- Perfectamente. Me da que tendremos que repetir esto más a menudo... - Sentenció Pierre con una sonrisa pícara, posando su mano en el pecho del otro y comenzando a bajarla lentamente.

- Tranquilo... - Se rió, parando la mano que iba cada vez más abajo. - Ya tendremos tiempo para eso. Pero antes quiero ir a desayunar, que tengo un hambre que ni te imaginas. - Le sonrió abriendo la boca de lado a lado, y Pierre rió porque no esperaba otra cosa de él.

Yuki se levantó primero, poniéndose los pantalones que había en el suelo de la anterior noche, dejando el pecho al descubierto, y salió de la habitación. Pierre estaba débil para levantarse, aunque hizo un esfuerzo y, al igual que Yuki, se puso los pantalones de la noche anterior y salió del cuarto, encontrando a Yuki mirando el frigorífico.

- ¿En serio solo tienes fruta y leche? - preguntó con una decepción fingida en cuanto oyó los pasos del rubio detrás de él.

- También hay pan con aceite, te aseguro que está delicioso.

- Bueno... me tendré que conformar con eso. - Dejó la leche en la mesa junto al aceite y cortó una rebanada de pan. - ¿Y tú qué quieres?

- Lo mismo que tú, y luego quizá me coma una manzana.

- Perfecto. Pues tú ve sentándote que yo preparo todo.

El rubio se acercó a él, y aunque dudó en si hacerlo, no pudo contenerse y lo abrazó por la espalda, dejando un tierno beso en su cuello. - Gracias.

Se sentó y esperó a que el otro le sirviera todo. Y ya con todo en la mesa empezaron a hablar.

- Oye, mañana es tu cumpleaños. ¿Estarás aquí o te vas antes? - preguntó de golpe Pierre.

- El avión lo tengo mañana a la tarde. ¿Y tú? ¿Cuándo tienes el avión?

- Genial, yo lo tengo mañana a la noche, así que si tú quieres tendremos tiempo de celebrarlo. - Le guiñó un ojo, sacándole una risita al menor. - Hoy tenía planeado conocer un poco Barcelona. Visitar la parte vieja y alrededores, un plan tranquilo. ¿Te apuntas?

- Pues claro. Si te apetece también podemos cenar fuera.

- ¿Cómo voy a decir que no a una cena contigo? - Se rieron ambos, todavía sin llegar a creer todo lo que había pasado en las últimas 24 horas. No sabían cómo pero en poco tiempo lograron tener una conexión difícil de igualar.

No pararon de hablar y embobarse mirando al otro en todo el tiempo que duró el desayuno. Y para aprovechar bien el día se ducharon y salieron a hacer un poco de turismo lo antes posible. Pero en la calle no se podían permitir comportarse así de obvios, tenían que disimular, por lo que caminaban a una distancia prudente entre ellos, cuidando cada gesto y cada palabra que se dedicaban.

Durante el paseo Pierre aprovechó para comprarle un detalle a Yuki. Se había fijado en la pulsera negra que llevaba siempre el japonés, así que pensó que unas pulseras a conjunto serían una buena idea. Algo sutil para el público pero significante para ellos. En un momento se escabulló de Yuki, que estaba distraído hablando con algunos fans, y se fue a una tienda cercana para comprar dos pulseras plateadas, una para cada.

Apenas unos minutos después volvió donde el menor, que todavía seguía hablando y sacándose fotos con los aficionados, por lo que no tuvo tiempo para sospechar nada. Su plan fue un éxito.

Continuaron visitando cada calle del centro de Barcelona, metiéndose en algún que otro callejón oscuro para darse un beso y seguir como si nada. Todo eran risas y miradas cómplices entre ellos, se sentían dos adolescentes al inicio de su primera relación.

La hora de la cena llegó antes de lo esperado, por lo que buscaron algún restaurante de la zona y se sentaron. Era un alivio que no estuviera muy lleno. Amaban a sus fans y el apoyo que les brindaban, pero en algunas situaciones podía llegar a agobiar las miradas constantes.

Ambos miraron la carta del restaurante tradicional español con la intención de innovar y conocer más sobre la gastronomía local.

- Bueno, pues yo voy a probar cosas nuevas, así que probaré el pulpo a la gallega - Dijo primero el japonés cuando el mesero se acercó. - La foto tiene muy buena pinta - Señaló una foto justo al lado del pedido, con un plato de lo mismo, con el color particular del pulpo.

- Pues yo no tengo mucha hambre... Creo que pediré gazpacho. En la foto parece tener textura de puré o sopa, así que no llenará mucho imagino.

El mesero apuntó todo y, aunque aquí tardaron más tiempo que en Italia en sacar la comida, la espera mereció completamente la pena, porque todo estaba riquísimo. De mientras hablaron un poco sobre sus pasatiempos y familia, porque a pesar de haber hablado antes, no habían tocado ese tema. Casi siempre hablaban de carreras o videojuegos. Ambos tenían interés en conocer más en profundidad al otro, por lo que aprovecharon la cena para ello.

Había veces que Pierre no prestaba atención a la conversación porque ver a Yuki hablándole de lo que le gusta le hipnotizaba. Sus ojos oscuros brillaban con especial ilusión al hablar de sus cosas favoritas, y Pierre supo ahí que podría quedarse toda la vida escuchándole hablar de sus hobbies sin parar.

Salieron del lugar llenos y contentos por la elección del restaurante. Pidieron un taxi y volvieron a la habitación de Yuki, donde se fueron a dormir de inmediato, porque mañana ya sería el cumpleaños del menor y querían estar descansados.

Ambos se prepararon para la hora de dormir, y en unos minutos se quedaron profundamente dormidos, con sus cuerpos enlazados mutuamente.

Ambos se prepararon para la hora de dormir, y en unos minutos se quedaron profundamente dormidos, con sus cuerpos enlazados mutuamente

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Aquí está un día más relajado de ellos dos, alejados del mundo del motor y sin mucha presión encima. Espero que os haya gustado este episodio más tranquilo.

Espero que os cuidéis y nos leemos pronto 💗

It's not the end of the story - YukierreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora