Pasado de Kaminari Ao.
15 años.
Corríamos entre los árboles, todos nos dispersamos alrededor del santuario, era una tarde de verano, el sol estaba en todo su esplendor y los chicos habían planeado un juego de escondidas, Draken nos buscaría, pero siempre nos encontraba a todos.
Esta vez estaba dispuesta a ser la ganadora. Cuando todos desaparecieron corrí monte abajo para esconderme en un pequeño callejón del lugar, apenas cabía mi cuerpo entre las paredes de madera, mi espalda estaba completamente recargada en la pared exterior del santuario.
Conocía muy bien este espacio, desde que era niña jugaba con Draken y Chifuyu aquí, claro que sabía dónde nunca me buscarían.
En ese momento otro cuerpo se estaba adentrando en el callejón.
El chico que me gustaba desde los 9 años se colaba silenciosamente en el espacio, dejando su cuerpo prácticamente frente al mío, nunca lo había tenido tan de cerca, sus profundos ojos miel me recorrieron la expresión.
-Keisuke...- Susurre, pero entonces tapo mi boca con su mano, haciendo un gesto de silenció con su dedo índice, soltó una pequeña sonrisa, de verdad estábamos cuerpo a cuerpo, era la primera vez que me tocaba la cara.
-Boba, no hagas ruido que nos pueden encontrar.- Sus ojos seguían frente a mí muy de cerca.
-Pero muévete un poco.- La palma de su mano tocó la pared, inclinaba su cuerpo hacia delante, estaba haciendo todo lo contrario a lo que le había pedido.
Sentía como el color de mis mejillas se me subía a la cara, agradecía tanto llevar puestos pantalones porque lo cierto es que me sentiría aún más incómoda de llevar falda en estas circunstancias.
Keisuke me había gustado desde el primer momento que lo vi, en ese entonces era muy joven pero sin saber que era este sentimiento lo tuve, recuerdo bien como fue, pero con el paso de la edad note que jamás sucedería nada entre nosotros, el me veía más como una hermana y eso se debió a que me presento con todos sus amigos y ellos me adoptaron como si fuéramos una familia.
Nunca pude ignorar sus ojos color miel y como se le colaban los colmillos al sonreír, el olor de su cuerpo era algo particular, cuando comenzó a dejarse el largo cabello azabache todas las niñas que yo conocía querían hacerse "amigas" de él.
-Ao...- Sentí un leve golpecito por parte de las yemas de sus dedos sobre mi frente, de nuevo nuestros ojos se miraban, se notaba el calor que sentía pues su cuello comenzaba a brillar, era de esperarse en un lugar tan angosto.
-Perdón estaba pensando.-Aparte la vista pues si nos movíamos un poco más las cosas terminarían mal.
-Creo que ganamos, la jirafa nunca nos encontró.-Soltó una pequeña risita por lo bajo, Keisuke siempre se refería a Draken de esa forma.
-Oye no seas malo con Draken...- Trataba de no reírme
-Pero si es muy alto.-
-La pubertad le pegó mejor que a todos nosotros...- Su cara fue de duda pero continuó con su burla.
-Aun así, es muy alto y siempre con su ronca voz "MIKEY!"...- Repetía eso último imitando a Draken cuando perseguía a Mikey después de que este se comportara de manera irresponsable.
Entonces los dos comenzamos a reírnos mucho, nos importaba poco perder después de eso, sentí como una de sus manos pasaba por detrás uno de los mechones de cabello que se me habían colado en la cara de tanto carcajearnos, el sonido estaba desapareciendo lentamente.
-Sabes Ao, eres una niña muy bonita.- Concluía rozando un poco mi mejilla con sus dedos, mirando en dirección a mi boca, la tensión creció en mis pupilas y sentí todo el calor de la tarde subir por mi cuerpo, mi corazón estaba a punto de explotar.
-Un, dos, tres por Baji y Ao que están en el callejón.- Gritaba Draken señalandonos.
-¡Maldita seas Draken! .- Gritaba Keisuke, recorriéndose sobre la pared para así poder salir.
Esa tarde habíamos perdido, pero es uno de los recuerdos más hermosos que tenía con Baji Keisuke, hasta ahora.
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-BAJI KEISUKE-MALENTENDIDOS
FanfictionEl amor es algo tan frágil que los pequeños malentendidos pueden distanciar a las almas gemelas durante mucho tiempo. El amor es algo tan real que hará todo lo posible por unirse a su destino. Es una historia llena de esos malentendidos que de no...