♦️ 043 ♦️

125 22 39
                                    

Kim Sohye

Supe que me estaba haciendo daño cuando los secretos empezaron a ser concurrentes. Supe que me estaba haciendo daño cuando quería llorar por mis decisiones creyendo que siempre me equivocaba. Supe que me estaba haciendo daño cuando empecé a reprimir las lágrimas de ansiedad que me provocaba no saber qué estaba haciendo con mi vida. Supe que me estaba haciendo daño cuando dejé de saber qué era lo que exactamente sentía, cuando quería seguir siendo fuerte por ser el orgullo de mi abuelo materno. A veces quería ser perfecta, ahogándome entre gritos y desesperación por no saber qué hacer con todo lo que tenía entre manos. Yo solo quería seguir siendo perfecta de la forma más sana, pero al contrario, me metí a un terreno desconocido que no supe controlar.

Abrí mis ojos en la habitación del hotel. Mi cabeza estallaba de dolor y confusión. Me senté unos minutos en la cama intentando procesar todo. Me sentía incómoda, mi piel estaba seca y pegajosa a la vez. Mi vestido estaba en perfecto estado, pero lo que encendió las alarmas dentro de mí fue sentirme desnuda por dentro. Me levanté con miedo, no quería encontrarme a un desconocido rondando por la habitación desnudo con sus bolas de fuera.

—Por favor, diosito, dame mis recuerdos. Te juro que no volveré a beber tanto —me revolví el cabello con desesperación. Cerraba los ojos con fuerza, pero era inútil. Al menos quería recordar quién me había llevado a la habitación, pero ni eso.

Caminé hasta el baño para poder limpiar mi cuerpo, pero fue un horror al verme al espejo. Mi cuello estaba crucificado de chupones rojizos y hasta un punto púrpuras. Me sentía asquerosa y vomité al instante. Me quité la ropa a la carrera para ducharme y quitarme todo de encima, pero al no ver mis bragas que claramente recordaba haberlas puesto, me alteré más.

—Hija, ¿despertaste? —sequé mis lágrimas con rapidez y busqué una bata para tapar mi cuerpo. El cuello seguía expuesto y mi dignidad ya no existía.

—Papi.

—¿Estás bien? ¿Puedo entrar al baño?

—No... Estoy desnuda, me ducharé.

—Debemos hablar de anoche.

—¿Qué... Qué pasó anoche?

—Hablaremos luego. ¿Quiere que consiga ropa para ti?

—No, préstame tu celular.

—¿Para qué?

—No encuentro el mío y prefiero que Chae me consiga ropa, pero yo quiero darle las indicaciones.

—Bien, me lo devuelves cuando bajes a desayunar. ¿Te duele la cabeza?

—Papi, dijiste que hablaremos después.

—OK, princesa. Te espero en el comedor privado del restaurante, habitación 3.

Cuando escuché la puerta cerrarse, salí del baño y tomé el celular de mi padre. Su contraseña era fácil: "amo a mi esposa".

—¿Aló? ¿Tío?

—Chae.

—¿Sohye?

—Necesito tu ayuda. Trae maquillaje y ropa para mí. Ropa interior también.

—Tranquila, ya iba de camino hacia allá con mi padre. Regresaré a traer lo que necesites.

Me fui a duchar para intentar dejar de pensar, pero no sirvió. Me restregaba con fuerza cada parte de mi cuerpo, el cuello me lo tallé demás y ya me ardía la piel. Pequeños recuerdos venían a mí, pero con cada uno sentía que la cabeza se me quebraba.

—No es cierto... —solo recordaba tener a dos chicos bailando conmigo, vertiendo vino sobre mi cuello y pecho... Creí que mi cabeza lo estaba imaginando, ni siquiera lo quería creer.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora