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Kim Sohye

A todos nos llegaba una etapa en nuestras vidas en la que la adrenalina era el pan de cada día, y esa etapa llegó a mis 24 años con un hombre que apareció de la nada con un propósito, y era aprender de los errores y en no confiar en nadie más que en mí misma.

Pero ni las cicatrices iban a impedir lo bien que la quería pasar en el proceso.

—Basta, basta... Ya no puedo más —una corriente electrificante pasó por mi cuerpo y caí rendida en su pecho. Respiré profundo para recuperar fuerzas.

—¿Todo bien?

—Super —me acomodé en el asiento y coloqué bien mi vestido— Quiero sushi —pedí como si un minuto antes no estuviera teniendo sexo por primera vez en mi vida en un auto, en un estacionamiento de un edificio abandonado.

—¿No te hará daño a estas horas?

—Son las nueve de la noche, no las tres de la mañana. Vamos por sushi frito.

—Estoy a cinco cuadras de tu apartamento, mejor pide por delivery.

—¿Quieres entrar?

—La última vez me corriste.

—Estaba enojada porque papá me dejó demasiado trabajo para mí sola y no he podido desarrollar los planos de mi primer proyecto en J Group.

—¿Un hotel solo para mujeres crees que sea buena idea?

—¿Tú no? La última vez que me consentí tuve que ir a demasiados lugares, y si lo aplico todo en un solo lugar la gente lo va a preferir. Cuando vas a un hotel solo ofrecen combos por noche, en pareja o solteros y te dicen que puedes ir a la piscina y al gimnasio y que si quieres visitar las otras atracciones debes comprar un combo más extenso, y si quitamos los rodeos y le damos todo de un solo.

—Los precios serían elevadísimos, no creo que sea accesible para todo el mundo.

—Hay aprendices que quisieran una oportunidad, no es necesario que se contrate masajistas profesionales. Sería como un lugar de prácticas.

—No suena atractivo.

—Nadie lo sabrá.

—Eso es sabotaje.

—No si se cumple con lo prometido. Todas las chicas merecen un día para pasarlas solas, o incluso en grupo se pueden acoplar entre ellas. Yo fui feliz gastando mi dinero para consentieme.

—Créeme que no todos serán felices haciéndolo.

—¿No confías en que pueda?

—No es eso... Solo creo que no es tan rentable.

—Yo digo que sí, incluso los hombres pueden tener su propio espacio. Ya sabes, un bar sin mujeres que te digan que eres un borracho mientras ves el partido de fútbol o un campeonato de boxeo.

—¿Que paguen para que se vuelvan unos borrachos? No es por bajarte las expectativas, pero debes desarrollar mejor tu proyecto.

—¿Me ayudas?

—Qué gano.

—No correrte después de comer.

—Puede que negociemos más tarde.

—¿Te quedarás a dormir conmigo?

—¿Eso es una invitación formal?

—Olvídalo. Kyung, estamos en verano, ni mi padre ni mi hermano están. Estamos en julio, cuando hay festivales en todos lados. ¿Nos podemos escapar este fin de semana?

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora