♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)

♦️ Mingyu 2 ♦️

Doble actualización por el cumple de nuestra unni favorita. Feliz cumple, Chatyjoon ✨🎉🎉

____________________________________

—Permite la entrada de Sekyung sin necesidad de ir yo hasta la entrada —le pedí a mi madre en el desayuno.

—¿Es tu novia?

—Sí.

—Puede venir a casa, pero respeta las reglas. Hay horarios y lugares en los que no pueden estar. Recuérda eso. También...

—¿Qué?

—Nuestra familia es complicada, hijo. Ya viste lo que pasó con tu hermano mayor por ser tan irresponsable con las mujeres. Si tu novia la vincularás con tu vida privada necesita firmar un...

—Mamá, no empieces.

—Es por nuestra seguridad.

—¿Y ella a quién se lo dirá?

—Así como Annalise es una llave para cualquiera que pueden utilizar para conseguir cosas, la novia de ustedes también. Cuando Eunwoo tenga su novia será lo mismo.

—Mamá, solo tengo días estando de novios. No exageres, no te estoy diciendo que la traeré a vivir aquí.

—Bueno, en ese caso de que la cosa no sea tan seria, debes tener cuidado con lo que dices. Si las cosas avanzan, tendrás que tomar mi palabra quieras o no. Vamos, los iré a dejar a la escuela.

Las cosas sí avanzaron. Le atribuía al hecho de tenernos cerca casi todo el día. Comíamos en el almuerzo juntos porque el desayuno ella lo comía en la cancha para entrenar y yo aprovechaba para comerlo con Eunwoo. Él también se alejó poco a poco de mí. No le pregunté las razones, no quería que me dijera lo mal que le caía mi novia.

Sentí que íbamos lento, sin apresurarnos a nada, pero que el tiempo a veces no iba a nuestro ritmo. Gracias a mis hermanos pude ir a Alemania a mi campeonato de atletismo. Era lo único por lo que les iba a agradecer toda la vida. Sentí que ese favor nos había vuelto a unir como lo fuimos en algún momento cuando éramos muy pequeños. Nos sentíamos cómplices, o al menos yo me sentí así. Recibía llamadas de Yohan que no respondía, solo respondía a las llamadas de Sekyung.

—Pitufa, ¿qué haces despierta? —eran las siete de la mañana en Berlín y la medianoche en Seúl. Salí del comedor para hablar mejor con ella.

—Ante ayer te quedaste hasta tarde conmigo hablando. Yo también quería hacer lo mismo antes de dormir. Ya terminé las tareas de ayer. Estoy archivando las tuyas por cualquier cosa.

—Ya te dije que no debes.

—Lo quiero hacer —estaba en la azotea del edificio en el que ella vivía. Era su único lugar privado para poder trabajar en paz. Nunca había ido, pero me había dado recorrido por medio de videollamada.

—Llegaré pronto. ¿Fuiste a mi casa por mis cuadernos? ¿Te dejaron entrar?

—Sí, me dejaron entrar —su voz cambió un poco—. Te extraño mucho.

—Yo más. Aquí es a aburrido.

—No mientas, nadie se aburre de viajar. Aparte, estás haciendo lo que te gusta.

—Pero tú también me gustas. Un día viajaremos juntos.

—Si tengo tiempo, sí. Quiero conocer Busan. Mi mamá es de ahí, pero no conozco.

—Quiero conocer a tu mamá.

—Solo llevamos casi dos meses de novios.

—Tú conoces a mi mamá.