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Kim Yohan



—Papá, ¿te puedo preparar tu pastel? Mi mami dijo que no iba a poder prepararte nada porque no tiene tiempo. Yo quiero pastel del de mamá.

—Tu madre solo miente. Me está preparando una sorpresa con las locas amigas que tiene.

—¿Cómo sabes? Yo no te dije. —se excusa asustado.

Sohye y yo cumplimos treinta y dos años. Ella se ha alejado mucho de la familia al igual que yo.

Estos cinco meses que han pasado de alguna forma nos ha servido. Mi relación con Annalise empezó de forma oficial y me di a la tarea de hacérselo saber a todos. Tanto sus padrinos como mis padres dieron un grito al cielo, pero me pelan los huevos porque al final hicimos lo que quisimos. Sohye se alejó y yo hago el intento siempre y cuando no se metan en mi vida.

En cinco meses pasaron muchas cosas. Luego de nuestras vacaciones en Argentina, Brasil y Colombia, volvimos a enfrentarnos a todo. Fue como un nuevo inicio. Annalise decidió salirse del departamento e irse a vivir a una casa que está muy cerca de la universidad donde imparte clases e irónicamente del instituto de Aidan.

La maldita puso reglas luego de formalizarnos. No dormimos juntos, no nos quedamos en la casa del otro hasta que estemos listos para vivir juntos en la casa que les hice. La crianza de Aidan es de ambos y cada decisión la tomamos a solas primero nosotros y luego actuamos. La comunicación mejoró mucho más, el tiempo es una dificultad y la maldita loca lo sabe y aún así me hace viajar por la mitad de la ciudad casi todos los putos días solo para verla un rato. Y lo peor es que lo sigo haciendo.

—¡Allá viene, papá! —Aidan se sube encima mío para tocar la bocina del auto.

La veo caminar en tacones y su vestido rojo, con una sonrisa por la locura de nuestro hijo. Da pasos firmes por el mismo camino en el cual hace diez años la vine a tirar por primera vez sin considerar que se podía perder. Esa sonrisa no la tenía en ese tiempo, sus ojos solo eran de esperanza y miedo. Ahora es feliz, sus ojos me lo dicen.

Salgo con Aidan para recibirla. Muchos estudiantes nos ven entre asombrados y extraño. A mí no me importa. Solo abrazo a mi mujer, alias mi novia, y la recibo.

—Espero que el próximo año si me despiertes con un "feliz cumpleaños" en la cama y que termine poniéndote en cuatro porque ya me está jodiendo esto.

—Te esperas, hombre. Dijiste que falta poco para que los detalles de la casa estén terminados —nos damos un beso y luego se lo da a Aidan que insiste en que lo bese y lo abrace a él también porque en todo el fin de semana no la vio.

—¿A dónde me llevarás?

—Dame las llaves. Yo conduzco.

—No. Solo dime dónde será mi fiesta de cumpleaños secreta.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora