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⚠️Capítulo largo ⚠️

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Annalise Lim Wise

Lo intenté. Intenté querer todo lo bonito que merece una persona. Intenté tener todo lo que yo consideraba que merecía. Intenté dar lo mejor de mí. Intenté muchas cosas.

¿Y qué recibí a cambio?

Le ayudé a las personas a destruirme. A jugar con mi alma a su antojo hasta dejarme un solo pedazo sin romper.

¿Aún así fui egoísta por querer un cambio en el que yo no saliera lastimada?

¿Fui exagerada?

¿Aún seguía siendo la culpable de lo que me pasaba?

No, claro que no. Sin embargo, mi ser me recriminaba lo que estaba haciendo. No estaba sanando, no estaba mejorando, no estaba avanzando. Me estaba estancando con todo el resentimiento y odio que sentía hacia él, hacia ella, hacia todos... Hacia mí. Me estaba lastimando más, pero me sentí mejor haciéndolo.

En París estuve bien. Me sentía en un mundo alterno donde las preocupaciones no existían. Mantenía mi cabeza ocupada en proyectos, rodeada de pintura e inspiración. Donde había personas que me entendían a la perfección, donde el dolor se convertía en arte. La tristeza era arte, y un artista con el corazón roto era el mejor pintor.

Llegué a Alemania y la nostalgia volvió. Mis abuelos que tenían 70 años y que en cualquier momento ellos también iban a faltar. Familia que probablemente no iba a volver a ver ya que sin mi madre y sin mis abuelos ahí no tenía nada que hacer.

Llegué a Los Ángeles y la pequeña coraza que había podido armar la tuve que romper. Recordar que no tenía a mis padres a mi lado me hacía sentir miserable.

Pero volver a Corea y ver la razón de mi destrucción total fue lo que me rompió y me obligó a colocarme un escudo. Llorar no me iba a servir de nada. Reclamarle solo me iba hacer perder tiempo. Enojarme ya no tenía caso. Intentar olvidarlo era difícil porque en serio lo quería a él... Así que lo mejor que encontré fue ignorarlo y evitarlo.

Los primeros días tuve que arreglar mi situación en la universidad. Me mantuve ocupada pidiendo apuntes e intentando convencer a mis maestros para reponer los laboratorios y las pruebas que me perdí. Había perdido un mes y medio de clases porque empezamos nuevo periodo en septiembre. Estaba a contra tiempo para ponerme al día.

—Y eso sería todo. Los laboratorios los podrás hacer a las 2 de la tarde, sin prórroga. Tienes tres pruebas del primer parcial en estas clases y dos exámenes. Lo demás son tareas que sé que has enviado tus avances por correo. Pero con la clase de dibujo arquitectónico no hemos podido ayudarte. El Catedrático no quiere cederte una oportunidad para que te pongas al día. Entendemos lo de tu accidente, pero se filtraron las fotografías tuyas en París en un evento de moda y no podemos hacer nada. Tienes la opción de ponerte al día en la segunda y tercera unidad y hacer recuperación de la primera en base a 100.

—Gracias, señor rector. Me ayudaron muchísimo.

—Tu suegro fue un gran amigo mío en la universidad, un favor como estos se pueden conceder fácilmente. Has puesto mucho esfuerzo en tu carrera, te lo mereces.

—Gracias —musité inconforme. Me sentía como una aprovechada oportunista.

—Recuerda que fuiste seleccionada para participar en la convención de artes nacional a finales de noviembre. No nos falles, eres de suma importancia.

Tenía mucho encima, iba a mantenerme lo suficientemente ocupada para alejarme de mi realidad. Aunque colapsara en el proceso.

Luego de unos días manteniéndome en la biblioteca de la universidad y recibiendo la ayuda de un compañero con el que casi siempre cruzaba clases, sentí que debía hacer una visita. Tenía que cerrar ciclos, y quisiera o no, haber trabajado en la cafetería era uno de ellos.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora