1. La llegada.

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Yo soy de esas personas que piensan que la vida es una montaña rusa, unas veces estás en lo más alto observando las preciosas vistas y sin darte cuenta empiezas a caer en picado, y sólo puedes esperar a que se detenga y mantenga el recorrido en línea recta o que vuelva a subir, pero siempre está la opción de que siga cayendo. Yo soy uno de esos ejemplos, Kami Brown, una chica de tan solo 19 años.

Hace cuatro años estaba en la más absoluta mierda, y sin embargo, ahora aquí estoy, en el coche de mi hermano mayor Luka, a punto de comenzar mi primer año en una gran universidad de California, a punto de cursar lo que siempre quise, filología inglesa.

Acabamos de entrar en el recinto universitario y no puedo dejar de mirar por la ventana; es un sitio impresionante, cosa que ya sabía porque me he informado muy bien con respecto a la universidad, ya sabéis lo típico, profesores, materias, otras carreras que también se puedan cursar aquí, las residencias y sus diferentes costes,... pensé en todo; pero he de admitir que supera mis expectativas.

Luka acaba de aparcar en frente de la que será mi residencia, aquí compartiré habitación con otra chica a la que aún no conozco. Dejamos que termine la canción que está sonando en la radio del coche y luego Luka me ayuda a bajar mis maletas, no muy pesadas del maletero.

-¿Quieres que te ayude a subirlas a tu cuarto?- me dice dejando las maletas en la acera, como si no pesaran nada.

Mi hermano es un chico alto, mientras yo tengo una estatura media; de buena complexión física, se nota que va al gimnasio; yo también suelo ir con él y me siento muy complacida con mi físico, tengo lo que muchas dirían un buen cuerpo. Ambos tenemos el cabello castaño y ondulado, aunque él tiene el pelo bastante corto. La verdad, Luka es un chico muy guapo, tiene ojos grises como mi padre, a diferencia de mí que los tengo color miel como mi madre. La verdad, lo envidio.

-No, creo que me las podré apañar sola, no te preocupes. Además, más vale que vuelvas pronto, mamá ya está de los nervios, nos ha llamado como cinco veces desde que salimos de casa.- digo riendo un poco tras la última frase

-Sí, bueno, eso es porque se preocupa por nosotros.- dice con su tono de hermano mayor.

-No necesito que se preocupen por mí, puedo cuidarme muy bien solita, lo sabes.

-Está bien, pero es normal, somos tu familia, no te enojes.

Pasaron unos segundos antes de que mi hermano me diera un fuerte abrazo de oso y un beso en la nuca para después marcharse en su coche. Yo, en cambio me encamino hasta la entrada, donde me recibe una chica rubia, algo más alta que yo, supongo que tendrá unos 20 o 22 años, lleva un mono vaquero blanco, muy bonito a mí parecer.

¿Sería maleducado preguntar dónde lo compró?

No pude pensar una respuesta a la pregunta que formuló mi cerebro, cuando la chica me saludó.

-Buenos días, soy Nathaly, ¿necesitas algo?- me dice con una sonrisa en su rostro, y para mi sorpresa, creo que es una sonrisa verdadera, me empieza a agradar está chica.

-Hola Nathaly, soy...

-Llámame Naty, todos me llaman así.

-Está bien- está chica cada vez me cae mejor- Yo soy Kami, creo que tengo una habitación compartida en esta residencia.

-Está bien, déjame mirar, ¿Kami qué?- pregunta mirando el ordenador.

-Kami Brown.

-Sip, aquí está, tu habitación es la número 13, la compartes con una chica de segundo año.

-¿La conoces?

-Pues sí, pero ya la conocerás tú. No te preocupes. Si necesitas algo avísame, mi habitación también está en la residencia, es la número 2

-¿La 2?

-Sí, la 1 está pillada por los trastos de la limpieza. Adelantada por unos trastos, que ironía.- resopla divertida y ambas reímos- Esta es tu llave, solo hay una copia por persona, así que si la pierdes tendrás que pagar una nueva. Pero no te preocupes, tampoco es que sea para tanto. Puedes traer visitas por la mañana, pero las visitas después de las diez de la noche deben haber sido avisadas con anterioridad.

-A ver, no perder la llave y nada de visitas después de las diez a no ser que haya avisado, ¿no?

-Exacto, pero si es una emergencia... o algo importante,...puedo hacer la vista gorda- dice guiñando me un ojo de forma exagerada y divertida, con la clara intención de hacerme reír.

-Gracias.

Me dispongo a subir a la que será mi nueva habitación, pero antes de subir el primer escalón, me giro, y como no hay nadie esperando en la recepción, ... ¿por qué no preguntar?

-Bonito mono, ¿dónde lo compraste?

"Que curiosa eres."

-Oh, gracias, -dice desviando la vista de su ordenador hacia abajo para mirar su mono vaquero- fue un regalo de una amiga, por mi vigésimo segundo cumpleaños.

"Así que 22, bien hecho Kami."

-Pues es muy bonito, fue un buen regalo.

-Sí -dice ella con una sonrisa, volviendo a su ordenador, antes de atender a otra chica.

Una curiosa filosofía de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora