14. Tatuajes.

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-Que cara de horror, no soy tan feo, ¿o sí?- pregunta Nick acomodándose mejor sobre mi colcha, con una de sus comisuras alzadas en una pequeña sonrisa traviesa con un deje divertido ante la situación.

No soy consciente de mi expresión, la verdad. En realidad no soy consciente ni de dónde estoy. Estoy en estado de shock, no me he movido ni siquiera una milésima de centímetro de mi sitio, sigo junto a la puerta, ni siquiera he pestañeado. Mantengo mi mano derecha sobre mi pecho, ¿cuándo la he puesto ahí? El corazón me va a mil y empiezo a pensar en la posibilidad de que se salga de su sitio. Mi cara debe ser todo un cuadro. Estoy ojiplática. No entiendo cómo...

¡¡¿CÓMO COÑO HA ENTRADO AQUÍ?!!

-¿Estás bien?- Nick intenta llamar mi atención, pues todavía no he dado señales de vida. Se incorpora lentamente quedando frente a mí- ¿Necesitas que llame a un médico o...?

-¿Qué...?- mi voz sale rasgada. No encuentro la voz en mi garganta- ¡¿Cómo coño has entrado?! - espeto una vez pasado el estado de shock.

Nick retrocede un pequeño paso, sorprendido. Vale, admito que a lo mejor he sido un poco agresiva, solo un poco, me ha entrado el pánico. No estoy muy acostumbrada a llegar a mi cuarto y encontrarme a un tío en mi cama.

"Mmmm... Un tío en tu cama..."

No es momento de mal pensar. Ahora no. ¿Se puede saber qué hace él aquí? Es decir, lo había dejado en la recepción, Naty no lo dejó entrar y yo he tardado 0,001 segundo en llegar a mi habitación.

Como si Nick me leyera la mente vuelve a avanzar el paso que había retrocedido, yo no lo alejo ya que ahora mismo solo puedo pensar en cómo lo hizo, se aclara la garganta y baja ligeramente la cabeza para estar a mi altura.

-Es muy fácil colarse si dejas la ventana abierta.- dice en un ligero susurro.

-¿Has escalado la pared y entrado por la ventana?- pregunto sorprendida.

-Siempre he sido bueno en deportes.- dice él encogiéndose de hombros, tan tranquilo- Pensé que te habrías dado cuenta después de lo de esta tarde. Era el mejor de mi clase.

-La humildad no es lo tuyo, ¿no? Deberías trabajarla un poco y bajar tus niveles de ego.

-Puede.- responde con indiferencia.

Su indiferencia me molesta, no más del hecho de que haya allanado mi habitación, cabe remarcar. Este es mi territorio, 'mi lugar seguro', y ahora él está aquí, justo parado delante de mí.

-¿Cómo sabías que...?

-...la ventana estaba abierta?- no me deja terminar mi pregunta- Fácil. Cris odia dormir con la ventana cerrada, así que siempre la tiene abierta.

-Parece que tienes experiencia.

La pregunta salió de mí sin apenas ser procesada. Nick adquirió un brillo diferente en sus ojos, un brillo que llamó mi atención y no supe identificar qué significaba. Alza su comisura izquierda, en una pequeña sonrisa traviesa, antes de hablar.

-Sí, aunque no sé si nos referimos a lo mismo.

¿En serio? No me esperaba ese comentario. ¿Tan mal ha sonado?

"Sí, hija sí."

Tú calla, ¿es que no puedes apoyarme ni una vez?

Doy un pequeño paso en retroceso, chocando de espaldas con la puerta de la habitación. No sé en qué momento me he dejado acorralar, con ambos de sus brazos en la pared, situados a ambos lados de mi cabeza. Nick es uno de esos chicos de los que si vas por la calle es irremediable no fijarse en él. Su altura hace que me sienta un pequeño gnomo delimitado por el cuerpo de un gigante.

Una curiosa filosofía de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora