16. Gracias.

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Dios, llevo encerrada en mi cuarto desde el sábado por la mañana estudiando para el estúpido parcial de Historia y Cultura de los Países de habla Inglesa que tengo que realizar hoy, miércoles, a primera hora. A pesar de que llevo estudiando durante todo el finde y varias horas libres de los dos primeros días de la semana, creo que necesito más tiempo para repasar, historia nunca fue mi asignatura favorita, solía quedarme dormida cuando iba al instituto y tocaba impartir está materia-he de decir que la voz de mi antigua profesora era capaz de amansar incluso a un león hambriento-además de que tengo que exponer un trabajo en la tercera clase de hoy. Ante tanto estrés he decidido llamar a Cámeron y pedirle si podía cambiarme el turno de hoy, solo y únicamente de manera excepcional, debido a mi examen, alegando que no quiero llegar tarde y necesito repasar y estar tranquila, Cámeron en realidad no me puso muchas objeciones al respecto, y al final, en vez del turno de mañana me ha dejado prestar el turno de tarde de hoy y cambiarme la hora con Noora a quién no le importó pasar mi turno de la mañana a cambio de que yo hiciera el suyo en la tarde.

*Nota mental: agradecerle a Noora su comprensión en cuanto la vea mañana.

"Apuntado."

Bien.

Ya situados en nuestros respectivos asientos, quince minutos antes de que comience la clase, Scott me pide que le haga un pequeño resumen sobre el último punto de la teoría que entraba, pues ayer se enredó con los entrenamientos del equipo y no le dió tiempo a estudiarlo. Yo se lo expliqué todo lo bien que puedes explicar algo que la misma profesora, especializada en la materia, tardó una hora completa en explicar. La cara de Scott me hacía ver que había entendido el tema principal o al menos de qué iba el punto, o eso quise creer. La profesora llegó y presentó los exámenes frente a nuestras mesas. Cuatro hojas de doble carilla. Dios, creo que voy a necesitar ayuda.

-¿Cómo ha ido?- escucho que pregunta la voz de Scott cuando la profesora de historia abandona el aula.

-Bien, creo que he aprobado, pero es mejor que no me haga muchas esperanzas. ¿Y tú qué tal?- pregunto dejándome caer en el respaldo del banco.

Resopla cansado y se deja caer a mi lado. Dos preguntas fueron sobre el último punto, pero era algo que yo si pude explicarle en el tiempo reducido que tuvimos antes del examen.

-Bien, creo que tu explicación puede haberme salvado el culo.- suelta junto a una pequeña risa cansada.

Las clases continuaron, yo expuse mi trabajo de una manera sobrecogedora. Tuve suerte pues era sobre un tema que realmente llamaba mi atención y hablar en público nunca fue un problema para mí, al contrario, me gustaba poder expresarme con libertad y poder escuchar las ideas y puntos de vista de otras personas, pues solo así podemos abrir nuestra mente y darnos cuenta de que no solo existen nuestros puntos de vista y que lo que para mí puede ser de una manera, para otra persona puede ser otra completamente distinta. Al final de la clase Scott me felicitó por mi trabajo, y justo cuando íbamos saliendo de la sala, un chico de nuestra edad que no había visto hasta hoy se acerca a nosotros y carraspea llamando nuestra atención, pues estábamos muy centrados en una gran conversación sobre qué película era mejor, si El Rey león o Mulán (yo defendía Mulán).

-Disculpa,- dice el chico con timidez- antes, mientras presentabas, se te cayó esto.

El moreno me tendió el papel que guardé en mi bolsillo esta mañana para recordarme que debía asistir a la cafetería hoy a las seis para cubrir el turno de Noora y que Luka quería hacer una llamada para preguntarme cómo me iba en la universidad, quiere que hablemos ya que desde que estoy aquí a penas nos mandamos algún que otro mensaje, y varios de ellos para burlarse diciendo que a saber en qué estaba tan ocupada últimamente. Sí, mi hermano tiene un humor bastante oscuro, pero qué le voy a hacer, al fin y al cabo, yo soy del mismo estilo que él. El chico que se encontraba frente a nosotros era alto, menos que Scott pero un poco más que yo, con rasgos asiáticos y su cabello estaba ligeramente rizado, portaba unas gafas de aviador negras que le quedaban muy bien, sus ojos eran oscuros y su tez morena. Acepté el papel que me tendía aquel chico y le agradecí por haberlo recogido. Estuvimos un rato charlando con él en el descanso de entre clase y clase. Al parecer, su nombre era Marck y era lo que suele decir un chico cerebrito, le van las computadoras y la tecnología. Pero se ve como un niño pequeño y asustadizo. Seguro os estaréis preguntando ¿y qué hace un chico de informática en una clase de Gramática inglesa? Fácil, el proyector no funcionaba bien y Marck fue el elegido de la carrera de informática para que ayudara con el proyector durante toda la hora. El pobre debe haberse aburrido demasiado al escuchar todas las cosas que decíamos sobre diferentes reglas y normas gramaticales.

Una curiosa filosofía de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora