Cap. 8

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Cap.8

AL PRINCIPIO NO BEBO, estoy observando a Joss para ver si cumple su promesa, pero lo único que veo que saca de sus bolsillos son latas de refresco, y su riñonera sólo parece contener aperitivos y chicles. Tras unas horas de fiesta, me relajo lo suficiente como para tomarme unas copas.

Por mucho que no quiera admitirlo, Joss tiene las cosas cubiertas. Está haciendo una revisión constante de la fiesta, comprobando con nuestros novatos apostados en las puertas para asegurarse de que sólo se ha dejado entrar a la lista de invitados, y ha desechado cualquier problema potencial antes de que haya tenido la oportunidad de empezar.

Me jode que todo el mundo se porte bien con él. Casi me dan ganas de saltar borracho sobre una mesa para darle a probar su propia medicina.

Y tal vez hay una pequeña parte de mí que también quiere hacerlo por su atención.

Apenas me ha mirado en toda la noche, y cuanto más embriagado estoy, más me afecta. Dijo que iba a encontrar a alguien con quien enrollarse, y bloquear la polla a un hermano no es la manera de la fraternidad... a menos que hayan hecho algo para ganárselo. Por una vez, ni siquiera puedo hacer esa afirmación. Nos ha dejado solos a Grace y a mí toda la noche, y lo odio.

La idea de que bese a otro tipo me revuelve el estómago. Es lo nuestro. Lo cual es jodidamente hipócrita, ya que tengo una novia.

Eructo ruidosamente y me alejo de la pared en la que estoy apoyado, más inclinado de lo que pensaba.

—Lukie, ¿a dónde vas?

—Lejos de... —Casi digo sus amigas, pero me detengo a tiempo. Insultar a las chicas de la hermandad sería un desastre, y no me interesa tener a los Sigmas en la lista negra—. Voy a ver cómo está Joss.

—¿De... acuerdo?

Me alejo de ellas a trompicones y me acerco al grandulón. Está observando a la gente que baila en nuestro salón con una intensidad que no me gusta.

—Oye, gestor de riesgos. —Le doy una palmada en el culo—. ¿Cómo se siente ese palo ahí metido?

—Me queda bien. ¿Por qué nunca me dijiste lo que es un viaje de poder?

¿Un viaje de poder? Tiene que estar bromeando.

—Sí, ir a unas cuantas fiestas sin beber, y se pierde la diversión rápidamente.

Sigue observando la pista de baile mientras se lleva una lata de Coca-Cola a la boca y se traga el resto. Observo con avidez el trabajo de su cuello con cada trago, sorprendido por lo jodidamente caliente que parece.

Me balanceo donde estoy, con la mente llena de imágenes de inclinarme hacia delante y pasar mi lengua por su garganta.

—¿Qué? —pregunta.

—¿Qué?

Joss se echa a reír.

—Acabas de decir que quieres probar mi cuello.

—Y una mierda que lo hice. —¿Lo hice? Maldita sea, ¿qué tan borracho estoy?

—Es el efecto Jo-dog.

—Gracias.

La confusión cruza su rostro.

—¿Por qué?

—Por llamarte a ti mismo Jo-dog de nuevo. Así, todos los impulsos han desaparecido milagrosamente.

Hay una clara curiosidad en su cara mientras me mira.

—¿Cuánto has bebido?

—Pensé que no mucho, pero aparentemente mi filtro cerebro-boca está defuntuoso.

Chicos de fraternidad #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora