Cap. 29

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Tardé exactamente un día en saber qué quería hacer. Le prometí a Luke que iría a lo seguro, pero me refería en el sentido literal de la palabra, no en la ejecución real. Todo lo que mi hombre quiere es diversión, así que la va a tener a lo grande.

Mi lema siempre ha sido "Hermano a lo grande o hermano a casa" y estoy a punto de ponerlo a prueba. Cuando la gente se entere de lo de Luke y yo, se van a enterar todos. Cada uno de ellos.

A la vez.

Golpeo suavemente la puerta de Off, y apenas he terminado de llamar cuando se abre y Gun está allí de pie.

—Todavía está dormido.

—Todo bien. —Paso alrededor de Gun en su camino hacia la salida—. Lo despertaré.

—Si le tocas la polla, querrás correr —me responde.

Me río y cierro la puerta, luego agarro una de las almohadas de Off y lo golpeo con ella.

—Malditas manchas de mierda —gruñe.

—Buenos días, cariño.

—Debería haber sabido que eras tú.

Me dejo caer a lo largo de su cama.

—Necesito tu ayuda.

—No, no voy a esconder un cuerpo contigo, pero te serviré de coartada.

—Otra vez con el cuerpo. ¿Debería preocuparme que seas tú quien necesite ayuda ahí?

—Oye, tu apuesta era por Luke, pero con ustedes dos juntos, estoy esperando el día en que uno de ustedes se desmorone.

—Que te den, chico. Protegeré ese culo apretado con mi vida.

—No necesito saber sobre su culo —murmura Off.

—Y nunca lo harás. Ese trasero es mío. —Porque, maldita sea, tiene un buen culo—. Pero Luke es parte del favor que necesito.

—No voy a hacer un trío con ustedes, o un cuarteto, o un lo que sea.

—Mierda, bueno, supongo que eso es todo, entonces.

Se levanta de golpe.

—¿Eso es lo que querías?

Maldito ingenuo.

—No. Como si te dejara tocarlo. ¿Estás loco?

—Y ahora entiendes por qué Gun y yo nos negamos rotundamente a los roces y tirones.

También estoy muy agradecido porque si hubieran sacado sus pollas y me hubieran dejado tocarlas, nunca habría empezado todo esto con Luke. Nunca hubiera sabido lo bueno que puede ser estar con alguien.

—Supongo que les debo un agradecimiento.

—Estoy feliz de aceptar dinero en efectivo.

Lo empujo, y él me devuelve el empujón.

—No puedo creer que sólo tengamos unos meses de esto.

—Sí, da miedo.

—Entonces estarás en Nueva York, ¿no?

—Parece que sí.

Trato de leer su cara, pero Off parece tan imperturbable como siempre.

—¿Te hace ilusión?

—Al principio me sentí raro. Como si me estuviera aprovechando, pero quiero estar con Gun, ¿sabes? Va a estar en Nueva York, y yo no puedo permitirme un apartamento, así que quedarme con él tiene sentido.

Chicos de fraternidad #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora