- Sabes que Nayeon, no tengo tiempo que perder, necesito ser una de las mejores estudiantes.
- Hey avestrucita, será más divertido hacer desastres, ¿acaso nunca lo hiciste? - respondió incrédula.
- ¿Qué?! no, por supuesto que no, ¿que no vines a la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Sana —
Sentía como si mi cuerpo flotara, lo último que recordaba es estar camino al hospital y ver a Mina apoyándome hasta el final.
Pero ahora sentía nada, no sentía absolutamente nada, más que mi cuerpo flotando, era extraño.
Si esto se trataba de algún tipo de sueño, esperaba que terminara justo ahora, había durado demasiado e incluso sentir mis brazos era casi imposible. Podía ver todo lo que había vivido a mis cortos diecisiete años, pasaba como una película rápidamente por mis ojos. ¿Acaso ya había muerto? No sabía que pensar, sólo veía todo pasar por mis ojos.
Hasta que llegué a esa amarga etapa de mi vida junto con el profesor, realmente nunca pude comprender porque siempre tuvo iñuna obsesión conmigo, era injusto tener que esconderme todo el tiempo, sólo porque el me buscaba por todos lados.
Ahora que me encontró, sinceramente estaba segura de que ya había muerto, se supone que cuando mueres entonces vez pasar tu vida antes tus ojos ¿No? Entonces, ¿Enserio había muerto? ¿Porque de esta forma tan cruel me despedía de mis amigas?
Pero si había algo lindo de esto, eso eran los momentos que pasamos juntas, tal vez no las conocía de hace mucho a algunas, pero les había tomado un cariño enorme, ellas eran mi nueva familia. Agradecía poder estar con ellas, aunque a veces Momo y Nayeon fueran duras conmigo. Se que muy en el fondo querían que aprendiera a defenderme y a no dejarme tanto de las personas.
Estoy agradecida con las ocho por estar conmigo todo esté, no tan largo, tiempo.
Realmente me sentía asustada asé todo esto, sabía que no quería quedarme sin mis amigas, pero también sabía que esto sería bastante imposible si es que ya no estaba mi alma en la tierra.
[...]
Se encontraban revisando a Mina, parecía que todo estaba un poco mejor a con Sana. No teníamos noticias de nada relacionado con ella.
Después de un rato, Mina salió en una silla de ruedas, su pierna aún estaba lastimada, y se podía notar por la férula que tenía puesta.
- Mi pingüina... Has vuelto. - dije con un hilo de voz.
- Si Chaeng,he vuelto mi amor! - sonrió, mientras tragaba duro y limpiaba un poco sus lágrimas.
- ¿Que te hicieron mi amor? ¿Lo atraparon? - me abrazó con tanta fuerza, que logré escuchar mis costillas trinar un poco.
- Chaeng, ya no importa, estoy aquí contigo. - le devolví el abrazo, aunque dolía un poco la presión.
- Minari, te amo tanto, este mes fue el más doloroso para mí, ¿Sabes a caso cuanto me dolió no tenerte? No tenerte fué cómo si mi corazón hubiese sido arrancado. Me dí cuenta de muchas cosas, me di cuenta de que en verdad estoy completamente enamorada de tí, siempre será así, porque tienes mi corazón. - realmente también la había extrañado.