Capítulo 24

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Maratón 3/15

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La expresión de Izuku en esos momentos era digna de ser retratada completamente, el pecoso estaba tan impresionado de todos los tipos de supresores e inhibidores que Hari había sacado de todo tipo de escondite hasta llenar casi tres cajas medianas de cartón, había estado separándolos por tipo y los supresores de emergencia era los únicos que llegaban hasta arriba, incluso Chisaki estaba sorprendido de tal cantidad, el único que estaba consciente de todo eso era Kimura quien era el que le ayudaba a conseguirlos y ahora más que nunca se arrepentía de haberlo hecho sin antes averiguar lo que todo eso podía causarle a su hijo.

—¿Seguro que es todo? —Cuestionó Izuku sólo por seguridad, hace una hora que habían salido del restaurante luego de comer y al llegar a la casa de la familia habían hecho a Hari recoger todo antes de que le ganara la flojera. —Todo esto puede servir para al menos cincuenta omegas, por la madre Luna —Murmuró agachándose con cuidado antes de sentarse frente a las cajas para tomar los supresores y ver la fecha de vencimiento con una mueca. —Este está vencido y no quiero saber cuántos más lo están.

—Bueno, de estar seguro, no, no lo estoy —Respondió Hari en medio de la habitación pensando qué otro sitio estaba olvidando y formó una mueca ante el tono de reproche que el pecoso le daba. —Entonces mejor no sigas viéndolos, algunos tienen más de dos años guardados al no saber dónde los había puesto.

La mirada molesta de Izuku fue a parar hacia el omega mayor, teniendo el ceño fruncido y resopló negando antes de gatear hacia una de las cajas vacías, llevándosela de vuelto a donde había estado sentado para acomodarse y comenzar a revisar todos los supresores uno por uno, sacando los que estaban vencidos a la caja recién tomada mientras los alfas buscaban por toda la habitación junto con Hari.

—Tengo algunos escondites por toda la casa que también tienen supresores de emergencia —Comentó Hari de manera pensativa y ante la mirada seria de los otros tuvo que explicar la razón de eso. —Después de que a Izuku le llegara su celo en medio de una de las salas decidí ponerlos en escondites por si llegaba a pasar de nuevo, no me miren así —Se quejó.

—Eso es ser precavido y no me opongo a que los haya, pero es mejor cambiar los escondites por unos que no conozcas para evitar que vayas a tomarlos luego —Comentó Kimura seriamente, al menos por esa parte su hijo menor era bastante atento.

—Pondré a todos a buscar por el resto de la casa —Resopló Chisaki saliendo de la habitación, deteniéndose al escuchar a su hermano tratar de decir algo. —¿Qué pasa ahora?

—En tu habitación también hay algunos —Avisó Hari sin verlo puesto que sabía que el mayor estaría molesto por haber entrado a su habitación.

—No puede ser —Resopló Chisaki cerrando los ojos para contar hasta diez, aunque iba a terminar contando hasta cien si su hermano seguía diciendo más sitios. —Ya me encargo yo de los que están en mi habitación.

—Termino aquí y voy a ayudarlo, Chisaki-sempai —Comentó Izuku con la mirada en las cajas más pequeñas que tomaba de las cajas de cartón donde estaban.

Chisaki se tensó al escucharlo y comenzó a negar en silencio a pesar de que su destinado no lo estaba observando, no podía dejarlo entrar sabiendo que mantenía el colchón que antes utilizaba el pecoso, estaba seguro que la vergüenza que nunca había tenido aparecería en cuanto Izuku lo descubriera y definitivamente no quería que eso sucediera.

—No, está bien tigrecito, yo me encargo de eso —Respondió tranquilo para no alertarlo. —Me hago una idea de dónde pueden estar.

—Consejo, revisa el techo también —Comentó Kimura quien estaba sobre una escalera asomado en el techo removible de la casa y efectivamente, sacando más supresores. —¡Maldición, Hari! ¡Esto es demasiado!

#1 E pale mau wau iā ʻoe [ChisaDeku] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora